
*La violencia emocional hacia la mujer es una práctica invisible en México.
De la redacción
Incluso antes de la pandemia de Covid-19, la mujer en México ha sido víctima de diversas formas de violencia: sexual, física, económica, patrimonial, discriminatoria y emocional. Y en este último caso “nuestra sociedad está acostumbrada, aprecia como algo normal y cotidiano los actos de chantaje o culpabilización hacia la mujer por parte de la pareja”, advirtió Rocío Álvarez Miranda, coordinadora Institucional de Equidad y Género (CIEG) de la UAEM, al examinar el tema.
Recordó que más de 66 por ciento de las mexicanas de 15 años y más ha sufrido a lo largo de su vida al menos un incidente de discriminación o violencia emocional, sexual, económica o física. Citó que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del INEGI, 49 por ciento de las mujeres ha sufrido violencia emocional; 41.3 por ciento, sexual; 34 por ciento, violencia física; y, 29 por ciento, violencia económica, patrimonial o discriminación.
Al dictar la conferencia virtual “Violencia sexual”, la especialista de la UAEM consideró que la violencia emocional es el preámbulo para generar en la mujer niveles de tolerancia a formas de violencia más agresivas, como la física y la sexual.
“La violencia emocional es en nuestro país una práctica invisible. Nuestra sociedad está acostumbrada y considera como algo normal y cotidiano los actos de chantaje o culpabilización hacia la mujer por parte de la pareja”, explicó Álvarez Miranda.
La violencia sexual, detalló, son todas las acciones que amenazan, ponen en riesgo o tensionan la libertad, seguridad, integridad y desarrollo psicosexual de las mujeres; por ejemplo, las miradas lascivas, el hostigamiento, las prácticas sexuales no voluntarias, el acoso, la violación, la explotación sexual comercial, la trata de personas para la explotación sexual o el uso denigrante de la imagen de las mujeres.
Invitó a la sociedad y a los universitarios a evitar expresiones de cultura de la violación que culpan a la víctima del delito que padeció; por ejemplo, “bebió de más, andaba sola, coqueteaba con todos, ella lo estaba pidiendo”, o aquellas que justifican las agresiones sociales, “los hombres son así, los hombres no pueden controlarse, los hombres necesitan sexo”, entre otras, que fomentan hostilidad hacia las mujeres.
Rocío Álvarez Miranda enfatizó la importancia de la denuncia para que los casos tengan un seguimiento adecuado y también se brinde el apoyo que la víctima requiera.