1-Mal paradas quedaron la Fiscalía General de Justicia del Estado y la Secretaría de Seguridad con el homicidio en su celda de Arturo “N”, presunto asesino del magistrado, notario y expresidente del Poder Judicial, Luís Miranda Cardoso. No le garantizaron la vida, a pesar de que era un hombre clave para esclarecer la muerte del padre del poderosísimo político Luís Miranda Nava, el amigo de mayor confianza del exgobernador y expresidente Enrique Peña Nieto.
2-Arturo “N” no era un preso más, sino un individuo que sabía mucho sobre la ejecución del magistrado en retiro. Su muerte en una cárcel controlada y administrada por la Secretaría de Seguridad intensificó las especulaciones sobre los probables poderosos intereses políticos y económicos involucrados en el caso, cuyo móvil fue atribuido precipitadamente por las autoridades al robo solamente. Si los asesinos son policías, muy grave, y si fueron criminales de fuera, actuando al interior de instalaciones gubernamentales (como lo son los penales), peor.
3-Se sospecha de 4 custodios, quienes declaraban esta mañana ante el ministerio público; es decir, es personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Ahora urge esclarecer quién o quiénes y por qué se ordenó asesinar al presunto homicida.
