
*En el primer semestre precios de alimentos subieron el doble de lo esperado.
De la redacción
En medio de las preocupaciones por los estragos de la Covid-19, poco se reflexiona sobre el comportamiento de los precios en el país, cuyo aumento fue acelerado en los primeros seis meses del año en el caso de los alimentos, de acuerdo con Miguel Ángel Díaz Carreño, académico de la UAEM.
El especialista detalló que en el primer semestre del año la tasa de inflación específica para los alimentos se ubicó en el 7.0 por ciento, nivel no alcanzado desde hacía varios años y muy por encima de las estimaciones en esta materia del gobierno de la República.
Díaz Carreño llamó la atención sobre este fenómeno; sobre todo, por sus efectos negativos para la población mexicana de bajos recursos, mayoritaria en el conjunto de los mexicanos, precisamente la cual “destina más del 50 por ciento de sus ingresos a la compra de comida”, alertó el investigador de la Facultad de Economía de la Máxima Casa de Estudios mexiquense.
El miembro del Centro de Investigación de Ciencias Económicas de la institución destacó que en el período enero-junio de este año el índice de la inflación fue del 3.3 por ciento (casi la estimada para todo el año) a tasa anualizada, pero en el caso de los alimentos el alza superó en un ciento por ciento esa media.
Llegó al 7.0 por ciento; es decir, más del doble al encarecimiento general de las mercancías, según los resultados de un análisis comparativo realizado por el economista e investigador dela Universidad Autónoma del Estado de México, e insistió en que los efectos perniciosos del alza de precios en los alimentos afectarán más a los sectores de bajos ingresos. Expertos de la UAEM periódicamente efectúan análisis de los indicadores económicos en el contexto de la pandemia de Covid-19.
Díaz Carreño destacó que al cierre del primer semestre del año la inflación en México impactó negativamente más a los sectores sociales con menos recursos, pues aunque el aumento general de precios en esa mitad del año puede considerarse moderado, el problema consiste en que el incremento de los alimentos superó en más del ciento por ciento la inflación general.
Y a la compra y consumo de alimentos, los segmentos más pobres de la población dedican más del 50 por ciento del ingreso familiar. Además, con la actual coyuntura económica es posible que mantengan su tendencia al alza, pues persiste la volatilidad en la actividad económica.