
*Muy pocos intelectuales forma el país.
De la Redacción
Desde siempre se ha dicho de los intelectuales que “viven en su torre de marfil” y no conocen la realidad. Eso se probó con los centenares de escritores, artistas y poetas que firmaron un desplegado para defender la libertad de expresión.
No reflexionaron en que muchos de los ‘abajofirmantes’ todos los días en los diarios, revistas, noticieros de radio y televisión agarran de tambora al presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo atacan, lo calumnian, difaman y hasta lo insultan, sin ser hostigados por el gobierno federal.
Varios incluso hacen oposición desde los medios informativos, por lo que no muestran sentido común al hablar de represión a la libertad de expresión.
Desmentir a un periodista cuando difunde mentiras o inventa; sobre todo, cuando critica, no como obligación profesional, sino porque les suprimieron los pagos millonarios mensuales que les hacía la presidencia de la República de Peña Nieto, no es atentar contra la libertad de expresión.
Muchas personas se han mostrado sorprendidas al conocer de las seiscientas cincuenta firmas. En un país de ciento veinte millones de personas, ese menos de un millar de firmantes pone en evidencia otra crisis nacional: la falta de pensamiento filosófico, pues aún concediendo que los intelectuales en cuestión fueran los mejores del país, simplemente son muy pocos y la gente desconoce su trabajo y, hasta ahora, desconocía inclusive su existencia.