1-Gane quien gane la dirigencia nacional de Morena, tendrá por delante un desafío descomunal, porque su anterior representante, Yeidckol Polevnsky abandonó el trabajo partidista y, como si hubiera sido infiltrada, no afilió ni siquiera a los más leales partidarios del presidente López Obrador.
2-La militancia no llega a 600 mil, cuando votaron por el tabasqueño más de 30 millones de electores. Mayor ineptitud no pudo ser posible.
3-Todo ese descuido por incapacidad o mala fe debe ser corregido por el nuevo liderazgo, por tampoco Alfonso Ramírez Cuellar hizo mucho por arreglar las cosas. Pero la cosa se complicará si regresa Yeidckol. Si así sucede, puede que el partido incluso pierda afiliados.