COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LENTA Y POBRE EN RESULTADOS MITAD DE SEXENIO;
DEBIÓ RENOVAR UN GABINETE DE MAGROS LOGROS
Con poco que celebrar y agravada la situación por la pandemia de Covid-19, la mitad del sexenio del gobernador Alfredo del Mazo Maza no fue recordada: pasó desapercibida para la comunidad estatal. Sólo fue tomada en cuenta por las organizaciones políticas y adelantados pre-aspirantes a las candidaturas partidistas para el cargo.
El día 16 del pasado mes el mandatario cubrió el 50 por ciento de su ejercicio constitucional. Fueron tres años transcurridos con excesiva lentitud por el escaso dinamismo imprimido al funcionamiento de las instituciones, lo cual explica los pobres resultados del trienio, agravados ahora por el coronavirus y los cerca de 12 mil mexiquenses fallecidos por el mismo.
En los tres años el gobernador del Mazo Maza ejerció recursos presupuestales por más de 900 mil millones de pesos, que no se han traducido en una elevación del bienestar de los mexiquenses. En 2019 dispuso de 500 por ciento más que Arturo Montiel Rojas en su segundo año de gobierno, mientras la población gobernada se incrementó sólo 27 por ciento en el período, como este semanario lo informó.
A mediados del pasado mes el gobernador anunció una restructuración parcial de su gabinete, con la fusión de secretarías, la elevación a ese rango de una más, dedicada a los problemas, el desarrollo e inclusión de las mujeres, en una medida con lógica de cara a la segunda mitad del sexenio y de la necesidad de reducir costos de operación del aparato gubernamental, excesivamente caro (55 mil millones de pesos en 2019) y con notorias ineficiencia e ineficacia.
Habría que examinar si el desempeño del Poder Ejecutivo de la entidad, insatisfactorio para los intereses de la comunidad estatal, fue por una mala estructura administrativa o por la falta de idoneidad de los titulares de las distintas áreas. De responder a esto último, la pura fusión de dependencias no mejorará el funcionamiento institucional.
Si muchos no arrojaban buenos resultados, con menos funcionarios y mayor carga de trabajo las cosas pueden empeorar, de ahí la conveniencia de revisar con sentido autocrítico el perfil de los altos servidores públicos; es decir, su preparación, condiciones para las funciones de las dependencias, honestidad, experiencia, capacidad de trabajo, sensibilidad y vocación de servicio.
En el mismo Poder Ejecutivo hay experimentados y eficaces servidores públicos en cargos de segundo nivel y que, en muchos casos, son los que han evitado peores saldos, por lo que tal vez ascendiéndolos podría mejorar operación y resultados. Lo que no debe ocurrir es la pérdida de todo el sexenio; sobre todo, porque el anterior fue de los peores en los últimos 70 años. Y el Enrique Peña Nieto tampoco fue extraordinario. El Estado no puede soportar tantos años de déficit de eficacia.