De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), es urgente reestructurar la deuda internacional. Economistas del organismo advirtieron que la pandemia de COVID-19 ha llevado la deuda de las naciones a niveles récord.
Pronostican que los índices de las deudas nacionales (como porcentaje del PIB) en los países desarrollados aumentarán 20.0% entre 2019 y 2021; en las economías en desarrollo, alrededor del 10.0%; y, en las economías de bajos ingresos, en niveles del 7.0%.
Sin embargo, no todo es culpa del COVID-19. De hecho, la mitad de los países de bajos ingresos y varios emergentes ya se encontraban o estaban por enfrentar una crisis de deuda.
Los países con problemas de deuda se deben preparar para la presión financiera que ocasionarán la cartera vencida, la salida de capitales y la austeridad presupuestal, advirtió el Fondo.
Prevenir esta crisis puede hacer la diferencia entre una década sin crecimiento económico o una rápida recuperación que posicione a los países en la senda del desarrollo económico.
Finalmente, destacó, “no se ha presentado una crisis por la deuda gracias a la rápida acción de los bancos centrales y las autoridades fiscales. Pero estas acciones, aun cuando han sido esenciales, rápidamente se han vuelto insuficientes”.