*La primera autocrítica la hizo a “El Espectador” desde el año pasado.
De la redacción
El año pasado Mario Delgado Carrillo hizo por primera vez en esta capital del Estado de México una severa autocrítica al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), entonces sumido en la inmovilidad, con Yeidckol Polevnsky como secretaria general en función de presidenta.
En una breve entrevista con “El Espectador” expuso su punto de vista sobre los que era su partido en esos momentos: “no está a la altura y exigencias del gobierno de la cuarta transformación”, dijo con sinceridad.
Delgado Carrillo era entonces coordinador de los diputados federales de MORENA y encabezaba la Junta de Coordinación Política de San Lázaro. Poco se hablaba entonces de los aspirantes a presidir a esa organización política.
El legislador con licencia es ahora presidente nacional del partido que fundó Andrés López Obrador y que en cuatro años lo llevó a la presidencia de la República. No obstante, Polevnsky lo desmovilizó y lo silenció, lo cual continuó Alfonso Ramírez Cuellar como presidente provisional, y de quien los morenistas esperaban mucho para relanzar a la organización política.
Mario Delgado ganó el cargo directivo mediante encuestas, no previstas como método electivo interno del partido en el poder, pero obligado por las circunstancias y las leyes electorales, que le encargaron al Instituto Nacional Electoral (INE) el ejercicio demoscópico.
El proceso fue accidentado, con riesgo de división interna; sobre todo, porque el veterano, experimentado y talentoso político Porfirio Muñoz Ledo se declaró, al margen de las reglas, ganador y exigía para él la dirigencia nacional del morenismo, porque en la primera encuesta resultó el más conocido y en la segunda aventajó ligeramente a Delgado Carrillo.
La diferencia fue muy pequeña y no permitía declarar vencedor al exdirigente nacional del PRI y del PRD. Las reglas establecidas para la contienda doméstica y aceptada por todos los participantes preveían una tercera encuesta para un caso así, pero Muñoz Ledo desconoció esa norma y compromiso y exigió se le diera posesión, sin ir a la tercera consulta.
Perdió en la última, pero antes sostuvo una virulenta campaña contra Delgado Carrillo, incluso dividió a la bancada de MORENA en San Lázaro y amenaza todavía formar una corriente interna, como las tribus del PRD, que no permite el estatuto morenista.
El presidente nacional de MORENA está al tanto de los problemas organizativos, de dirigencia y de la incapacidad para el debate, la movilización y el respaldo al gobierno de la cuarta transformación heredados, por ello si no los resuelve no será por falta de conocimientos.
