*Nació en Toluca y perteneció a la brillante generación del medio siglo.
De la redacción
Víctor Flores Olea, uno de los más grandes intelectuales producidos por el Estado de México, falleció el domingo 22 de este mes en la capital del país, a los 88 años, después de una brillante carrera académica, diplomática, ensayística, literaria, periodística y como servidor público, creador de instituciones e impulsor de la cultura, además de generador ideas.
No han sido numerosos los mexiquenses con jerarquía de verdaderos intelectuales contemporáneos, como Pablo y Enrique González Casanova, Narciso Bassols, y de ese nivel fue Flores Olea.
Oriundo de esta capital mexiquense, perteneció a ese reducido grupo de sólidos, brillantes y prestigiados pensadores y creadores de estética con reconocimiento nacional e internacional, y formó parte de la generación universitaria conocida como “del medio siglo”, a la cual le tocó el cambio de las facultades de la UNAM del Centro Histórico a Ciudad Universitaria, en el sexenio de Miguel Alemán.
Miembros de esa generación destacaron en la política, la diplomacia, la literatura, el ensayo, la academia, en el servicio público, la promoción cultural y el análisis en diarios. Y uno de ellos, Enrique González Pedrero, llegó a gobernador de Tabasco, mientras Porfirio Muñoz Ledo y el propio oriundo de Toluca representaron a México en la ONU.
Flores Olea integró el grupo de estudiantes universitarios, que aun cuando se llamaban la “generación del medio siglo”, entre sus integrantes más jóvenes y los de mayor edad había una diferencia de hasta 10 años.
Formaban parte de la generación del toluqueño Porfirio Muñoz Ledo, Carlos Fuentes, Salvador Elizondo, Fernando Zertuche, Arturo González Cosío, Javier Wimer, Genaro Vázquez Colmenares y Sergio Pitol, Marco Antonio Montes de Oca, Eduardo Elizalde y Jaime Bañuelos.
El intelectual mexiquense fue director y académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, fundador de CONACULTA, antecedente de la Secretaría de Cultura. También fue embajador en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, en la UNESCO y subsecretario en las secretarías de Relaciones Exteriores (SER) y Educación Pública (SEP), y en todas partes dejó la impronta de su sólida formación académica, honestidad, eficacia, y fue un mexicano respetable. Descanse en paz.