*Seminario Permanente de Estudios Afroamericano 2020 en la UAEM.
De la redacción
Cerca de 300 por ciento superior a la media nacional es el analfabetismo en las mujeres afromexicanas y descendientes de familias africanas, prueba de la mayor desigualdad de que son víctimas, se alertó durante el Seminario Permanente de Estudios Afroamericanos 2020, organizado por la Facultad de Antropología de la UAEM.
El analfabetismo afecta al 5.0 por ciento de la población general mexicana, pero en el caso de estos grupos alcanza el 18.2 por ciento (en los hombres es del 13.0 por ciento), advirtió Beatriz Amaro Clemente, investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México.
La especialista, en su participación en el citado Seminario, en la modalidad virtual, detalló que de acuerdo con los resultados de la última encuesta Intercensal (que consideró pertinente), los afromexicanos equivalen al 1.2 por ciento de la población total, aproximadamente 1.4 millones de personas. Antes se creía que eran 250 mil.
En todas las entidades del país existe población afromexicana o afrodescendiente, pero la mayor concentración se da en las del centro y sur como Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz. En el Estado de México la población afromexicana, suma unas 300 mil personas, equivalentes al 1.9 por ciento del total de sus habitantes, mayor a la media nacional, lo cual se explica por la migración por razones laborales y por la presencia de la comunidad desde los tiempos de la colonia.
Amaro Clemente manifestó que una de las variables más constantes en el caso de las mujeres afromexicanas que no saben leer ni escribir es que son adultas o adultas mayores, es decir, en el pasado no tuvieron oportunidades de estudio o estuvieron determinadas a otras actividades laborales.
La universitaria indicó que los estados de Oaxaca y Guerrero tienen la mayor cantidad de municipios con presencia afromexicana o afrodescendiente con 69 y 16 demarcaciones, respetivamente.
Para finalizar, informó la investigadora que en estas comunidades como en otros sectores de la sociedad, el origen de la violencia familiar o doméstica está vinculado al desequilibrio de las relaciones de poder entre hombres y mujeres en los ámbitos social, económico, político y religioso.