No se Resignan los Medios a Perder su Poder Sometedor

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NO SE RESIGNAN MEDIOS INFORMATIVOS A PERDER

CONDICIÓN DE PRIMER PODER QUE SOMETÍA A TODOS

MAXIMILIANO CASTILLO R.

Hasta finalizar el siglo veinte prevaleció la creencia de que los medios informativos o prensa, como antes se le decía, eran el cuarto poder en México, después de los poderes constituidos Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Entonces no se había popularizado el concepto de “poder fáctico”.

Las cosas cambiaron con el arribo de Vicente Fox Quesada a la presidencia de la República y quien delegó gran parte del poder a su esposa Martha Sahagún, una mujer impreparada, pero ambiciosa y sin idea de la gobernancia. Su voracidad política facilitó a las grandes empresas dueñas de las cadenas nacionales de radio y televisión y diarios hacerle creer que podía suceder a su marido en el cargo, si contaba con la prensa.

Fox Quesada, a su vez, proveniente de la iniciativa privada, donde estuvo al servicio de la trasnacional Coca Cola, sin experiencia, ni capacidad para conducir bien los destinos del país, fortaleció a los grupos empresariales y a esa especie de instrumento de manipulación, desinformación y chantaje: sus periódicos, canales de televisión y radiodifusoras.

Convencieron al presidente y a su cónyuge de que ningún político podía ascender y alcanzar sus metas sin los medios informativos y que éstos podían destruir carreras y futuros políticos. Esa idea permeó también los poderes Legislativo y Judicial, en los gobernadores y en los partidos políticos.

Todos fueron sometidos por la plutocracia mexicana, por medio de sus periódicos, cadenas televisivas y radiofónicas. Fox fue sometido y convertido en rehén y al servicio de los intereses plutocráticos, como después lo serían Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

De esta forma, a partir del año 2000 y hasta el 30 de noviembre de 2018 la prensa mexicana no se conformó con ser el cuarto poder, sino en la práctica se convirtió en el primer poder en México, así no fuera constitucional. Un solo medio informativo era capaz de poner a temblar y hacerse obedecer por el presidente de la República, ministros, diputados, senadores y gobernadores. No necesitaban atacar en forma coordinada y concertada para hacer valer su fuerza y obtener grandes beneficios económicos directos por publicidad y mayores ingresos por el tráfico de influencia en favor de las grandes corporaciones empresariales, muchas de ellas, accionistas de esos medios o patrocinadoras con su publicidad.

Todo terminó el primero de diciembre del 18, cuando más de 30 millones de electores evidenciaron en las urnas que los medios informativos no ponen presidentes de la República, ni destruyen carreras políticas, porque a pesar de la prensa el opositor y calumniado Andrés Manuel López Obrador arrolló al PRI y al PAN en las urnas.

Les suprimió sus privilegios y grandes beneficios económicos  y les quitó la condición del primer poder en México, a que se habían acostumbrado y disfrutaron durante 18 años, como parte de las grandes corporaciones empresariales. No se han resignado a ello y por eso ahora pasaron a ser el primer segmento opositor al gobierno. Y despliegan campañas concertadas de desgaste.

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