Poco se debate, ni difunde, pero Eruviel Ávila Villegas dejó un sistema estatal de salud en ruinas, endeudado con 10 mil 500 millones de pesos, con 7 mil “aviadores” y un abasto de medicamentos de solo el 25 por ciento. Su sucesor, Alfredo del Mazo Maza (quien en su primer informe reportó la pobre existencia de medicamentos que encontró) no ha podido revertir la situación y ahora la pandemia evidenció esa quiebra.
La Ciudad de México se convirtió en el soporte vital del sistema de salud mexiquense, el Estado tiene ocupado 80 por ciento de sus camas y 75 por ciento de camas covid-19 con ventiladores, pero la situación sería mortalmente distinta si no contara con el silencioso apoyo humanitario de la capital del país.
En los hospitales mexiquenses están atendidos 2 mil 860 enfermos de la pandemia, mientras en la CDMX los mexiquenses internados suman 2 mil 937; es decir, más del 50 por ciento del total de enfermos del Estado son atendidos en nosocomios capitalinos. Sin ese respaldo de la vecina entidad, la capacidad hospitalaria del Estado para enfermos de coronavirus estaría utilizada al ciento por ciento, y todavía le faltaría por lo menos otro 30 por ciento para atenderá todos los enfermos.
Mientras tanto, Eruviel tiene fuero como senador de lista, y no es investigado ni por lo que hizo, ni por lo que no hizo en materia de salud. Ni en ningún otro aspecto de su gobierno.