*Hay incertidumbre hasta en el tema de la legislación que se aplicará.
De la redacción
La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), una de las mejores y con mayor reconocimiento en el país por la calidad de la educación que imparte, deberá elegir rector en cuatro meses y unos días.
Lo hará en condiciones insólitas generadas por la pandemia de Covid-19, que tal vez no permitan siquiera hacer campañas proselitistas normales a los aspirantes al cargo, pues nadie sabe si para mayo ya se normalizarán siquiera las clases presenciales.
El rector Alfredo Barrera Baca terminará su gestión 2017-2021 a mediados de ese mes, que en el año anterior transcurrió en medio de la mayor emergencia sanitaria en más de un siglo, lo cual obligó a suspender clases y después a impartirlas obligatoriamente a distancia.
La conjugación de los problemas de la crisis económica con la exigencia de grupos universitarios de una nueva Ley Orgánica de la Máxima Casa de Estudios introdujo factores de incertidumbre a la lucha por la Rectoría.
Enseñaba la tradición que, 12 meses previos a la elección, los interesados en la Rectoría se hacían notar y efectuaban esfuerzos para ser conocidos y reconocidos, aceptados y apoyados por la comunidad universitaria, pero eso no fue posible desde marzo del año pasado.
En estas circunstancias, nadie sabe a ciencia cierta quiénes, llegado el momento, se inscribirán como aspirantes y candidatos para la elección que harán los integrantes del H. Consejo Universitario.
La incertidumbre (que no ha afectado la marcha de la institución) se extiende hasta un aspecto que nunca se había presentado: la duda si el proceso para elegir rector se hará con la actual legislación o con la que estudia la representación popular del Estado, propuesta en dos iniciativas.
Los segmentos universitarios más informados y lúcidos sostienen desde ahora que deben mantenerse los requisitos de que los candidatos pertenezcan y se hayan formado en la UAEM, tengan estudios de posgrado y determinado tiempo al servicio de la institución; es decir, que no llegue a la Rectoría alguien ajeno por completo a esta institución.
