INTERESES PLUTOCRÁTICOS MATARON PLURALIDAD
EN GRANDES MEDIOS INFORMATIVOS MEXICANOS
MAXIMILIANO CASTILLO R.
(Segunda y última parte)
Los grandes medios informativos siempre han estado al servicio de los poderosos intereses económicos, y hasta el primero de diciembre de 2000 fueron subordinados al Poder Ejecutivo. Desde antes, pero específicamente después de ese año, diarios, cadenas nacionales de televisión y radiodifusoras se fortalecieron al diversificar actividades empresariales y establecer alianzas con los dueños de la riqueza del país.
Las élites de la clase empresarial fundaron o compraron total o parcialmente medios informativos como negocio, pero también para convertirlos en poderosos instrumentos para el tráfico de influencia y factor persuasivo para lograr contratos de venta de bienes y servicios y construir obras para las instituciones, con excesivos sobreprecios, ausencia de verificación de calidad y de la entrega real de lo que amaraban las facturas.
Entre más se fortalecían económicamente mayor era su capacidad de presión e intimidación a los hombres y mujeres del poder, sin contar el creciente flujo de dinero por concepto de publicidad facturada: más de 60 mil millones de pesos sólo en el sexenio de Peña Nieto. Y había pagos sin facturas y entrega de apoyo en especie como ranchos, mansiones, yates y jets.
Ese proceso de cambio de medios informativos al servicio del poder público a instrumento para someter a los poderes constituidos, comenzando por los presidentes de la República, a quienes convirtieron en rehenes de sus intereses económicos, alcanzó su máximo nivel en el gobierno de Peña Nieto.
Éste, junto con Fox Quesada y Calderón Hinojosa fueron los tres primeros presidentes que permitieron que los grandes medios informativos y los intereses económicos que representaban y representan fueran de facto el primer poder en México y los utilizarán para defender esos privilegios, de lo cual la mejor prueba fueron los 13 años de campañas de desprestigio contra el ahora mandatario mexicano.
Les cobraban ríos de dinero y hacían grandes negocios con los gobiernos del PRI y del PAN, a cambio de contribuir a los esfuerzos por impedir que el tabasqueño llegara a la presidencia de la República, pero no lo hacían para defenderá a esos partidos o a los presidentes, sino para defender, preservar, ampliar y fortalecer sus intereses plutocráticos. Lo mismo los condujo a convertirse ahora en opositores al gobierno de la cuarta transformación, para lo cual eliminaron la pluralidad de sus líneas informativas y espacios de opinión.
Antes, con las antiguas reglas del juego, había diversidad de puntos de vista, pero no tanto porque esos medios fueran democráticos, sino porque esa libertad formaba parte de su estrategia de sometimiento de los poderes constituidos: sacaban provecho de los analistas críticos, lo cual se acabó. La pluralidad es insignificante ahora. La mató el afán de recuperar privilegios.