*Ambos gozaron de protección e impunidad en anteriores sexenios.
De la Redacción
Dos prominentes e intocables figuras del pasado reciente: el ex gobernador de Puebla, Mario Marín y el poderoso empresario dueño de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo quedaron presos ayer miércoles.
El primero, en Cancún, Quintana Roo, acusado de haber protegido a un red de pederastas, liderada por los empresarios Kamel Nacif Borge (prófugo en Líbano) y Jean Succar Kuri (preso en el altiplano). En un caso con repercusiones internacionales y que aún no ha concluido.
Mario Marín está acusado igualmente de haber violado los derechos humanos y ordenado torturar a la periodista Lydia Cacho, quien denunció en un libro la red de pederastas, razón por la cual, desde el gobierno de puebla se le persiguió ilegalmente, mientras el gobierno federal de entonces se hizo de la vista gorda aun cuando estaba claro que Marín la encarceló por órdenes de Nacif.
En el caso de Anciras, está acusado de causarle un daño de 200 millones de dólares al erario, por la venta al gobierno con sobreprecio de una empresa “chatarra”. El asunto involucra a pasadas autoridades federales y es un ejemplo más de lo dañinos que pueden llegar a ser los contubernios entre empresarios y funcionarios corruptos.
