La Política y la Enfermedad del Poder; De lo Nacional a lo Local

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De la Redacción

(Primera Parte)

La enfermedad del poder no la podemos entender las personas comunes y corrientes. Se trata de una verdadera adicción, la cual obliga a quienes la padecen a tomar decisiones que parecen inexplicables, incluso irracionales cuando no logran satisfacer su sed de espacios de poder e influencia. Y se da a todo lo largo y ancho del espectro político en nuestro país.

Así ocurrió con Roberto Gil Zuarth, quien fuera secretario del presidente Felipe Calderón, senador y cerebro de los gobernadores de la alianza federalista. Pero que colaboraba especialmente cerca del de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.

Como ideólogo de los mandatarios del PAN, PRI y PRD que integran esa alianza opositora al presidente López Obrador se encargaba de redactar los discursos y diseñar lo que debían declarar. Gil Zuarth, en su pleno derecho, soñaba con ser candidato a diputado federal plurinominal de la coalición formada por esos partidos, pero no pudo lograrlo.

Al verse privado de esa aspiración, se molestó tanto que renunció a la secretaría técnica de la alianza federalista y anunció que se retiraría un tiempo de la política, para dedicarse a su empresa consultora. Es muy probable que ahora los gobernadores aliancistas vayan a ser sus clientes, con pago de facturas elevadas.

Pero esa misma enfermedad o adicción al poder se presenta en los niveles inferiores de la política, donde puede ser todavía más grave, incluso letal, como ocurrió en el municipio mexiquense de la Paz, mejor conocido como Los Reyes.

El cuarto regidor Eusebio Martínez Peláez fue asesinado, presuntamente por su suplente, Saúl Uriel Camacho, quien pretendía quedarse con el cargo. Sin embargo, no le salieron bien las cosas y ahora está vinculado a proceso por ese homicidio.

Ese trágico acontecimiento dejó al ayuntamiento de la Paz sin su cuarto regidor (el propietario, asesinado; el suplente, preso), por lo cual la Legislatura Local designó como sustituta para el cargo a Aideé Martínez Peláez, hermana de la víctima. Todo por la ambición de poder de Uriel Camacho. (Continuará)

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