Cada día son más los cuadros de Morena convencidos de que Gerardo Fernández Noroña sirve a la ultraderecha y perjudica la imagen de la izquierda. Recuerdan que las últimas actuaciones controvertidas del diputado federal del PT apuntan en ese sentido.
Recuerdan, por ejemplo, que justo cuando los movimientos feministas están en apogeo en su lucha por lograr no solo una vida libre de violencia sino también la igualdad de oportunidades en todos los campos, en una causa no solo justa, sino necesaria, Fernández Noroña asumió posiciones machistas y misóginas contra una diputada federal del PAN, para proyectar la idea de que así son los seguidores de López Obrador.
Luego intentó hacer perder a Morena la mayoría y la presidencia de la Junta de Coordinación Política de San Lázaro, al reclutar diputados del PRD impresentables, e incorporarlos a la bancada del PT, para tener mayoría y que él presidiera la Cámara de Diputados. Incluso uno de esos legisladores que reclutó Fernández Noroña será desaforado para que responda ante la justicia por presunto enriquecimiento ilícito, específicamente por actos de corrupción. Pero el controvertido petista no solo defendió al acusado sino que llego incluso a acusar que todo se trata de una venganza política.
La más reciente: hace poco acudió al municipio istmeño Chahuite, de Oaxaca, en donde acusó al alcalde Leobardo Ramos Lázaro de corrupto, violento y de haberse enriquecido desde el cargo. Y pidió a la población que no se dejara robar. El presidente municipal criticado fue ejecutado 4 días después. Noroña ha salido ya a desmarcarse del asunto, pero todos estos ejemplos hacen sospechar a distinguidos cuadros de Morena que, efectivamente, forman parte de una campaña destina a desacreditar de manera indirecta a la 4T.