*“Caso Emilio Lozoya” involucra poderosos intereses políticos y económicos.
De la redacción
Como en sus peores épocas de la desaparecida Procuraduría General de la República (PGR), funcionarios de la ahora autónoma Fiscalía General de la República (FGR) mantienen la práctica de las “filtraciones” a medios informativos y periodistas de contenidos de expedientes delicados.
El mejor ejemplo de ese viejo vicio lo constituye la “filtración” de los nombres de los testigos ofrecidos por Emilio Lozoya en su denuncia penal que involucra directamente al ex presidente Enrique Peña Nieto y a quien fue su hombre de mayor confianza, secretario de Hacienda y Crédito Público y de Relaciones Exterior, Luís Videgaray Caso. También está el caso del expediente con declaraciones de un testigo protegido del caso Ayotzinapa.
La misma información de la consignación y negativa de un juez a expedir una orden de aprehensión contra Luis Videgaray Caso fue otro caso de “filtración”, porque oficialmente no hubo un comunicado.
Algunos diarios y noticieros de radio y televisión difundieron con profusión los nombres de los presuntos testigos del caso Lozoya, y atribuyeron a “fuentes cercanas” a la investigación la entrega de la información, que por ley debe ser secreta y sigilosa, pues los imputados pueden huir, ampararse o alegar después agravios al debido proceso.
En casi todos los noticieros de radio y televisión, se difundieron los nombres y apellidos de testigos de Emilio Lozoya Austin, que habrían presenciado las órdenes de los dos personajes citados al subcoordinador, primero, de la campaña electoral de Peña Nieto; y después, director general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), para que recibiera sobornos de Odebrecht, destinados a la campaña presidencial de Peña Nieto y para atacar al entonces opositor y líder social Andrés Manuel López Obrador.
Cien millones de pesos debía recibir presuntamente de Odebrecht, y los destinaría a pagar a asesores extranjeros que participaban en el diseño y ejecución de la estrategia de la búsqueda de votos en favor del mexiquense en la elección presidencial y a campañas de desprestigio contra López Obrador.
Los dos primeros nombres “filtrados” al noticiero de Gómez Leyva fueron los de Rodrigo Arteaga, quien fue secretario particular de Lozoya Austin; y el de Norberto Gallardo, supuesto jefe de escoltas del mismo en ese tiempo director general de PEMEX.
PELIGRO PARA TESTIGOS
La “filtración” o mejor dicho, la delación de nombres de testigos en un caso tan relevante, en el cual se involucran poderosos personajes y descomunales intereses políticos y económicos, además de ser ilegal y afectar las investigaciones, representa riesgos de muerte para quienes deben ratificar las imputaciones a los delatados por Lozoya Austin.