De la redacción
(Primera Parte)
El saqueo de dinero de la presidencia de la República por parte de periodistas y especialmente por columnistas no es nuevo. Lleva décadas, de acuerdo con información del ambientalista Iván Restrepo.
Conocedor del tema ambiental, incluyendo los insumos agrícolas agresivos contra la naturaleza, puso de manifiesto esta realidad, aun cuando su intención era reflexionar sobre las inundaciones del año pasado que afectaron más de 200 mil viviendas en la tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La obtención de millones de pesos de la presidencia de la República por parte de periodistas reñidos con la ética, fue motivo de escándalo a la llegada al cargo del tabasqueño, porque había columnistas que cobraban hasta 5 millones de pesos al mes.
Empero esta práctica que tiene mucho de corrupción data de décadas y, especialmente, se intensificó a partir del sexenio de José López Portillo, de acuerdo con la información tangencial que proporcionó Iván Restrepo.
Destacó que la devastación de los bosques y selvas de Tabasco dañó y destruyó los ecosistemas, y el gobierno de López Portillo gastó mucho dinero en un programa de desmonte sin control, ni supervisión eficaz, como debió ser. Hubo manga ancha para la corrupción.
Bajo este escenario se dio la entrega de contratos a periodistas, especialmente a columnistas consentidos del mandatario, uno de los cuales sigue como conductor de noticieros de radio y televisión y es columnista en un diario impreso, a quien le fueron suprimidos los pagos por el nuevo gobierno.
“En aquel tiempo los periodistas crearon empresas ‘fantasma’ para obtener los contratos y cobrar por un trabajo que no hacían, ni podían realizar porque carecían de maquinaria, personal, infraestructura y experiencia. Se trató de un legalizado y autorizado saqueo al erario, ‘casi casi de lavado de dinero’”, recordó.
Esto no lo reveló Restrepo, sino una investigación en los periódicos y revistas, efectuada por “El Espectador” al período posterior al sexenio lópezportillista.
Los fondos para pagar los “trabajos” de desmonte que presuntamente ejecutaban los columnistas salían del Banrural, conocido como en algunos segmentos como “Bandidal”, por ser cómplice del saqueo institucional.