COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
SALGADO MACEDONIO, LA DIGNIDAD DE LA MUJER: EL
RIESGO DE USO POLÍTICO PERVERSO DE SUS DERECHOS
Sin pose, ni demagogia, ni por moda, sino por una profunda convicción, desde hace muchos años en este espacio se sostiene que las mujeres forman la mejor parte de la humanidad, y que aun en los casos de las que se dedican a la prostitución, venta de droga al menudeo, recolección de dinero de extorsiones, cobro de dinero, secuestro y actos de sicariato, son obligadas por los hombres.
Sociólogos, sicólogos y criminalistas altamente calificados coinciden en que las integrantes de estos estigmatizados grupos de mujeres son víctimas previamente de sus parejas criminales, quienes las enamoran, las engañan que las quieren, se burlan de sus sentimientos y después las obligan o al menos persuaden para desarrollar actividades delictivas, exponiéndolas a caer presas o ser ejecutadas por las bandas rivales.
En todos los casos son víctimas y revictimizadas y estigmatizadas, inclusive por otras mujeres, con el razonamiento de que les pasa lo que les pasa porque quieren y a eso se exponen, lo que no es exactamente cierto, porque en estas situaciones es donde más se expresa el machismo y la misoginia.
Ocurre lo mismo en los casos de las mujeres no delincuentes, que también sufren desde siempre la subcultura machista de sus parejas, expresada en el mal trato físico, verbal, económico y falta de respeto a su dignidad de persona, con una gran carga de responsabilidades en el cuidado y educación de los hijos y de angustias cuando no les alcanza el gasto para alimentarlos bien.
En esta realidad debe ubicarse el caso del senador Félix Salgado Macedonio, precandidato de MORENA y sus aliados a gobernador del sufrido y rezagado estado de Guerrero, con altas posibilidades de ganar el cargo, y sobre quien pesan denuncias por abuso sexual de mujeres.
Nadie puede estar en desacuerdo con que si de verdad es responsable de los delitos que le imputan no sólo debe renunciar a la candidatura, sino también debe ser desaforado y sujeto a proceso penal, como debe serlo todo violador, sin importar su posición económica, política, social y académica.
El problema consiste en que los actos de agresiones sexuales a mujeres no fueron denunciadas en su momento, por lo que algunas ni siquiera pueden ya investigarse, y están canceladas las posibilidades de saber si fueron reales o inventadas. Debieron denunciarse; sobre todo, porque en aquellos tiempos Salgado Macedonio no era el político poderoso que es ahora; su partido era opositor y él, hostigado por el gobernador en turno, por lo que había condición para proceder en su contra.
No hay discusión en que si el senador cometió delitos de esta naturaleza debe ser castigado, pero tampoco puede descartarse la posibilidad de que las tardías denuncias, hechas públicas en el escenario de los procesos electorales, aun teniendo bases, pudieran responder a una estrategia de sus adversarios políticos, basada en el uso político y perverso de los derechos de las mujeres, lo cual constituiría también una revictimización de las mismas, y un agravio al derecho constitucional a la presunción de inocencia.