*Las grandes plataformas digitales son ya poderes supranacionales.
De la redacción
La energía nuclear acumulada en los arsenales de las grandes potencias puede llegar a devastar al planeta y borrar de la faz de la tierra todo vestigio humano; no obstante, resultaría inconveniente para la humanidad prohibir igualmente su uso para generar energía eléctrica y fines medicinales.
De la misma forma, vetar las redes sociales, por hacer circular mentiras, insultos, difundir odio, frustraciones personales, ignorancia y fanatismo de todo tipo resultaría contraproducente, según especialistas consultados por este semanario y expertos en medios informativos, como Maximiliano Castillo.
Todos coincidieron en la conveniencia de encontrar mecanismos que impidan el mal uso de las redes sociales, lo cual deberían hacer las grandes plataformas, pero no vetarlas, pues se trata de un portentoso avance tecnológico de comunicación, útil e indispensable ahora para la intercomunicación, y no sólo para el universo informativo profesional, sino para cualquiera que disponga de Internet y tenga algo que decir.
El peligro de las armas nucleares está reducido por grandes acuerdos entre las naciones con arsenal de este tipo y la sanción de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluso se han logrado pactos para no seguir construyendo armamento de determinado alcance y para prohibir a regiones del mundo, como América Latina, construir y poseer armas de destrucción masiva, ilustró Castillo.
Recordó que la declaratoria de América Latina como región libre de armamento nuclear fue un logro y aportación de México a la paz mundial, pero no está prohibido construir plantas nucleares para generar energía eléctrica. “Y con sus evidentes grandes diferencias, podría hacerse lo mismo con las redes sociales”, aseveró.
Lo que no deben hacer los gobiernos nacionales, subrayó, en este caso, es “adoptar una actitud indiferente y negligente frente al uso de las redes sociales para fomentar un odio irracional, dividir, polarizar y generar condiciones anímicas colectivas contrarias a la conveniencia de mantener las condiciones necesarias para la convivencia armónica, aun en la diferencia, de la comunidad de los países”.
Los entrevistados alertaron también sobre la conversión de las grandes plataformas digitales en un poder fáctico supranacional, capaz de vetar a un gobernante, como fue el caso del impresentable Donald Trump. Debe expedirse una legislación internacional que obligue a esas plataformas digitales a tomar medidas para que las redes sociales, no difundan mentiras y sean un factor de división, encono y odio entre los habitantes de las naciones. Castillo recordó que la libertad de expresión sólo tiene utilidad social cuando permite la discusión civilizada de las diferencias, aunque éstas se mantengan después de las polémicas y debates.