*Compra y transporte de gas en ductos tienen pagos fijos, se usen o no.
GABRIEL VILLALTA
(Primera parte)
El “apagón” que afectó a estados del norte del país, incluso aunque en menor media a los del centro, no sólo puso de manifiesto el grave y riesgoso problema de la dependencia energética de México respecto de Estados Unidos, sino también evidenció el descomunal desperdicio de fondos públicos en la compra y pago de transporte del gas texano a plantas generadoras de energía eléctrica.
De acuerdo con una análisis de “El Espectador” a los datos estadísticos proporcionado sobre el tema por la Dirección General de Energía de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), México compra a empresas gaseras de Texas 30 mil 173 millones de pies cúbicos de gas natural al día, por los cuales paga 75 mil millones de pesos al año, pero sólo aprovecha 2 mil 337 millones de pies cúbicos.
Es decir, paga, pero no recibe el 92 por ciento de los volúmenes contratados, y como es México quien no puede recibir el total del energético, debe cubrir la suma comprometida, en un una irracionalidad desmesurada de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, los cuales firmaron los contratos leoninos.
Por transportar en ductos de empresas privadas esos 30 mil 173 millones de pies cúbicos de gas natural al día, el gobierno federal paga otros 60 mil millones de pesos al año, calculados con base en la conducción de ese volumen, aunque sólo recibe 2 mil 337 millones de pies cúbicos; es decir, el 8 por ciento de lo pactado.
Al final, entre pago por suministro y transporte del gas natural, el desembolso anual es de 135 mil millones de pesos, como si recibiera y los ductos transportaran los 30 mil 173 millones de pies cúbicos del energético, y no apenas 2 mil 337 millones, en un terrible daño al erario, aceptado por Calderón Hinojosa y Peña Nieto.
El problema se agrava porque los contratos fueron firmados por un plazo de 25 años, en un negocio excesivamente ventajoso para gaseras y dueños de los ductos, pero ruinoso para el país. Los actos de autoridad de los dos últimos mandatarios bien podrían ser considerados actos de traición a la patria, porque además de lo anterior, la necesidad de importar gas se generó por el abandono de la producción nacional. Y la situación no se debate en el país.
El problema preocupa al propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien inclusive planteó la conveniencia de buscar vender el gas excedente, pero no sería fácil encontrarle compradores, según los expertos en el tema de los energéticos. (Continuará)