Macario Lozano R.
Triste situación la de Rosario Robles, ex jefa de Gobierno del entonces Distrito Federal, ex dirigente nacional del PRD, ex dirigente radical de izquierda, quien terminó al servicio del presidente Enrique Peña Nieto desde las secretarías de Desarrollo Social y la de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.
Antes desertó de la izquierda y participó en la conspiración para impedir el triunfo de López Obrador en la elección presidencial de 2006, incluyendo la grabación y difusión por Televisa de los videos en donde René Bejarano aparece recibiendo fajos de dinero de Carlos Ahumada, entonces pareja sentimental de Robles.
Puede salir de prisión de manera relativamente fácil, si devuelve 5 mil 500 millones de pesos desviados, que dice no tener, porque el dinero desfalcado en ambas secretarías se destinó en su totalidad, aseguran, a financiar campañas del PRI, partido al cual Rosario antes combatió.
Aun si contará con esa cantidad para pagar su libertad, eso sería también un problema, pues no hay manera legítima de que su fortuna ascienda a tanto dinero, ni sus declaraciones patrimoniales lo reflejan. Todavía más sospechoso sería que algún caritativo fondo financiero ‘offshore’ le prestara esa cantidad, pues no hay modo en que pueda pagar un crédito así.
Se trata de un enredo en el cual es tan malo poder devolver ese dinero, como el no poderlo, la triste paradoja de que incluso si teniendo la llave para liberarse, no podría usarla sin caer en otra prisión.
