*Era del grupo de jóvenes priistas impulsados por Enrique Peña Nieto.
De la redacción
El mandamiento judicial de captura contra Roberto Sandoval Castañeda, ex gobernador de Nayarit, por presuntos delitos de delincuencia organizada, “lavado de dinero”, enriquecimiento ilícito y otros delitos pendientes de judicialización, es el último golpe al grupo de jóvenes priistas presentados en su momento como “los nuevos rostros del PRI”.
Fueron impulsados por Enrique Peña Nieto, quien desde la gubernatura mexiquense hacía y deshacía en el PRI nacional. Decidió las candidaturas para gobernadores de quienes presentó como el nuevo perfil de priistas: jóvenes, preparados, formados profesionalmente en prestigiadas universidades del extranjero, trabajadores y honestos.
De acuerdo con un análisis de “El Espectador”, de ese conjunto de ex gobernadores “nuevos rostros del PRI” ya poco o nada queda: Javier Duarte Ochoa, de Veracruz; y Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, están presos por delitos de corrupción, en mayor escala que los cometidos por los viejos rostros del tricolor.
Cesar Duarte Jáquez, ex mandatario de Chihuahua, otro “nuevo rostro del PRI”, está detenido en Estados Unidos, con un juicio de extradición por delitos de descomunal corrupción en contra de sus gobernados.
Aristóteles Sandoval Díaz, también del citado grupo, fue ejecutado en Puerto Vallarta, en diciembre del año pasado, presuntamente por sicarios de la delincuencia organizada, a la cual permitió fortalecerse mucho durante su sexenio, especialmente al “Cartel Jalisco Nueva Generación” (CJNG).
Ahora otro impulsado por Peña Nieto desde el Estado de México, cuando era el verdadero y poderoso mando nacional del Partido Revolucionario Institucional, a cuyos dirigentes formales mandaba:
Roberto Sandoval Castañeda, ex gobernador de Nayarit, es prófugo de la justicia. Tiene orden de aprehensión, por presunto enriquecimiento ilícito, “lavado de dinero” (operación con recursos de procedencia ilícita) y protección a la delincuencia organizada.
“Los nuevos rostros del PRI” resultaron más corruptos que los “viejos rostros”, y más ineptos. Del grupo impulsado por Peña Nieto y que lo ayudó a recuperar la presidencia de la República para ese partido nada queda y todos se hundieron en el desprestigio, arrasando con ello al tricolor.
