*El gobierno suizo se quedó con 130 millones de dólares de Raúl Salinas.
De la redacción
La fuga hacía paraísos fiscales de fondos públicos, producto de la corrupción, no es nueva en el país. Se habló mucho de ello durante el sexenio presidencial de Miguel Alemán Valdés, y se llegó a sostener que mucho dinero se perdió al morir los titulares de las cuentas bancarias en Suiza, sin dejar las contraseñas a sus familiares beneficiarias.
En esta tradición de malos mexicanos que sacan del país el dinero robado al erario, o por tráfico de influencia, para borrar huellas de la corrupción, debe examinarse las investigaciones contra el poderosísimo político priista salinista Manlio Fabio Beltrones, su hija, la senador Sylvana y la esposa del sonorense, señora Sylvia Sánchez, fallecida el pasado día 17. Un análisis de “El Espectador” sobre el tema así lo indica.
En el caso de los particulares, esa maniobra responde a los propósitos de evadir impuestos y “lavar dinero” proveniente de actividades ilícitas o de la corrupción perpetrada en contubernio con funcionarios públicos corruptos, según especialistas consultados.
Los mecanismos para ocultar el origen ilícito de fondos públicos y “lavarlo” en los circuitos legales e internacionales del dinero son de vieja data, pero se intensificaron a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, considerado el más corrupto de la época posrevolucionaria hasta antes del sexenio de Enrique Peña Nieto, según un recuento de este semanario.
En 1995 estalló un escándalo por la detección de cuentas en un banco suizo con más de 130 millones de dólares, propiedad de Raúl Salinas de Gortari, pero abierta con un nombre falso, respaldado por un pasaporte apócrifo y a nombre de otras personas. Fue prestanombres su entonces esposa, Paulina Castañón Ríos Zertuche, quien inclusive pasó un tiempo presa en Suiza.
Años después, en una llamada telefónica grabada ilegalmente y difundida en un noticiero de una cadena nacional de Televisión, Raúl reveló que fue su hermano Carlos quien le recomendó sacar y usar un pasaporte falso para abrir las cuentas y depositar esa fortuna, para no ser detectado.
En el juicio penal efectuado en Suiza, la defensa de Raúl Salina de Gortari adujo que esos depósitos correspondían a un fondo de inversión que administraría el hermano mayor del presidente, y que Carlos Hank Rhon y Carlos Peralta aportaron cada uno 50 millones de dólares.
La justicia de Suiza no creyó la versión, porque argumentó que lo lógico habría sido que Raúl aportará dinero para un fondo que administrarían los experimentados empresarios, no al revés. Por eso confiscó y se quedó con ese enorme capital, contrario a lo que ocurrió en México, donde lo exoneraron del delito de autoría intelectual de la ejecución de José Francisco Ruiz Massieu y del delito de enriquecimiento ilícito.
Los bienes asegurados por la entonces Procuraduría General de la República (PGR) le fueron devueltos a Raúl, con el argumento del juez de que si bien el acusado no probó el origen lícito de su fortuna, la PGR tampoco probó el origen criminal del patrimonio.
Después se supo que la exoneración de Raúl y la devolución de sus bienes fueron productos de un acuerdo del presidente Vicente Fox Quesada con Carlos Salinas de Gortari, a cambio de combatir juntos y destruir políticamente a Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal y fuerte favorito para ganar la presidencia en 2006, según lo reveló Carlos Ahumada, quien para esos fines proporcionó el video en que René Bejarano recibió dinero del propio Ahumada y que fue difundido muchas veces durante mucho tiempo en canales de Televisa.
Ahora los fondos para ocultar su origen ilícito, “lavarlos” y evadir impuestos se dispersan en varios paraíso fiscales, entre los cuales destaca Andorra, pero el mecanismo es viejo y los robusteció Carlos Salinas de Gortari.