COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
TRANSFORMAR UN PAÍS EN FAVOR DE LA MAYORÍA,
DIFÍCIL EN EXTREMO: PRIVILEGIADOS SE OPONEN
(Segunda parte)
Desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto las empresas particulares generadoras de energía eléctrica recibieron subsidios por 410 mil millones de pesos, y el gobierno les garantizó, vía la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la compra de todo el fluido eléctrico que produjeran. El organismo público fue convertido en agente comercializador de esas compañías y distribuidora de los subsidios.
Entre Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, adicionalmente, le perdonaron impuestos a las poco más de 6 mil 500 empresas más grandes del país por 413 mil millones de pesos, lo cual explica el aumento de mexicanos multimillonarios en la lista de los más ricos del mundo publicada por Forbes. Con esa transferencia de fondos públicos a corporaciones empresariales no es difícil enriquecerse hasta el insulto, mientras la población trabajadora empobrece y, más, las familias sin empleos remunerados, ni protegidas por el sistema de seguridad social.
Ese segmento de privilegiados también vendió bienes, servicios y construyó obras públicas con excesivos sobreprecios, muchas veces lo que vendían no fue sujeto a control de calidad, de lo cual el ejemplo más cercano son los trabajos de bacheo y reencarpetamiento de carreteras, vialidades y calles, que a la menor lluvia quedaban igual o peor que antes.
El enriquecimiento extremo con los vínculos con el poder público se dio igualmente con las privatizaciones de empresas públicas a precios simbólicos, concesiones carreteras, de penales, aeropuertos, del espectro radioeléctrico y de 120 millones de las 198 millones de hectáreas del país, para explotación minera y concesiones de agua.
Esas fortunas descomunales se construyeron con las transferencias de fondos públicos a grandes consorcios económicos, mientras se abandonaba a su suerte a los sectores de bajos ingresos y clases medias, desde el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado hasta 2018.
Ahora se busca transformar esa realidad, lo cual exige adoptar decisiones que inevitablemente deben afectar privilegios, los cuales oponen férrea oposición. No se resignan a perder la oportunidad de seguir enriqueciéndose más con los fondos públicos y concesiones diversas. Sus acciones opositoras y desestabilizadoras, que ejercen a través de sus medios informativos, partidos y organizaciones disfrazadas de apolíticas se facilitan porque hay libertades y democracia. Si López Obrador hubiera conquistado el poder por las armas, podría aplicar su programa de trabajo por la fuerza. Es bueno que no sea así.