*El déficit de precipitaciones daña agricultura, consumo humano y ambiente.
De la redacción
Debido a la conjugación de una serie de problemas, como los de salud y económicos, la comunidad nacional y estatal prestan poca atención al grave fenómeno de las sequías, cuyos efectos perniciosos se expresarán en la agricultura, la industria y hasta los servicios, pero más en el consumo humano de agua potable y en las condiciones ambientales.
De acuerdo con información de las diferentes áreas de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), este año será de sequías, y tal vez mayores a las del 2019 cuando se registraron precipitaciones promedio a escala nacional de 772.5 mililitros. Ese volumen se redujo todavía a 718.3 mililitros en el 2020.
Autoridades agropecuarias federales han advirtido que el déficit es fuerte, como lo serán sus consecuencias en las actividades productivas en todos los sectores; sobre todo, en la agricultura y la ganadería, de las cuales viven 25 millones de mexicanos, con efectos negativos en los planes de lograr la soberanía alimentaria y garantizar alimentos a la población.
Las sequías afectan ya la disponibilidad de agua para el consumo humano, pues la ausencia de fuertes aguaceros se tradujo en un bajo almacenamiento en las presas, vía la disminución de volúmenes de aguas superficiales y el déficit entre la recarga y extracción de las subterráneas.
La agricultura de riego en Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Durango, Sinaloa y Tamaulipas es afectada por la insuficiencia de agua en las presas. La CONAGUA informó que la reducción del volumen almacenado en las 210 presas más grandes del territorio nacional alcanza solo los 7 mil millones de metros cúbicos. Pero peor es el panorama para la agricultura de temporal.
En cuanto hace al Estado de México, el organismo informó que la capacidad de almacenamiento ocupada en la primera semana de este mes en las presas del Cutzamala era inferior al 50 por ciento. Aquí lo grave es que se trata de agua potable para el consumo urbano en la megalópolis, incluyendo alcaldía de la Ciudad de México y 13 municipios mexiquense altamente poblados.
Esto afecta a 27 millones de habitantes en ambas entidades, equivalentes al 22 por ciento de la población nacional total. La agricultura no se verá afectada allí, porque no es de riego, pero sí el ambiente.
La resequedad y los vientos en diversas zonas del país ha propiciado este año más de mil incendios difíciles de extinguir en una superficie superior a las 8 mil hectáreas, aunque sólo un porcentaje mínimo ha correspodido a bosques.