*No es exagerado decir que el fútbol es un negocio que atrae a criminales de cuello blanco.
De la Redacción
El frustrado intento de formar una superliga de futbol en Europa con los mejores equipos del continente; es decir, con los grandes astros del balompié del planeta, los mismos que le dan vida e ingresos a los campeonatos mundiales, sacó a debate la existencia de las mafias en la FIFA y en las naciones europeas, americanas, asiáticas y africanas; es decir, en todo el orbe.
Allegados a los actuales directivos se quejaron de una campaña de desprestigio, pero la información sobre el comportamiento mafioso de directivos es abundante. Todavía tienen problemas penales en Suiza los anteriores mandos de la FIFA, Joseph Blatter y de la UEFA, el extraordinario futbolista francés, Michel Platiní por actos de corrupción.
Joffrey Webb, ex representante de la CONCACAF fue también acusado de recibir sobornos de grandes empresas para obtener derechos de comercialización y transmisión de partidos de selecciones y equipos de esta región, a pesar de que llegó al cargo con la bandera de la lucha contra la corrupción y la transparencia.
En Argentina el cacique de la Federación de Futbol de ese país, Julio Grondona, también fue acusado de delitos de corrupción como representante del futbol, y hasta un banquero estuvo preso por participar en los pagos de sobornos. En Centroamérica y el Caribe directivos del futbol han sido acusados de una serie de delitos como sobornos, extorsión, “lavado de dinero” y tráfico de influencia, mientras en México se han utilizado equipos para “banquear” dinero proveniente de actividades ilícitas. Así es que los dirigentes de la FIFA no deben sentir que se calumnia a directivos del futbol mundial.
