*En estas elecciones participan actores de todo tipo, y la delincuencia es uno de ellos.
De la Redacción
La ejecución de Abel Murrieta Gutiérrez, candidato del Movimiento Ciudadano a alcalde de Cajeme, Sonora, quien había sido procurador general de Justicia con los gobernadores Eduardo Bours (PRI) y Guillermo Padrés (PAN) resulta condenable, pero al mismo tiempo también grave y preocupante, porque indiscutiblemente este crimen político fue ordenado y levado a cabo por la delincuencia organizada.
Eso prueba que intereses criminales quieren imponer autoridades locales e impedir que lleguen a los cargos de alcalde personas ajenas a sus actividades delictivas, lo cual deben resolver en forma coordinada los gobiernos federal, estatales y municipales.