*Al vencer los contratos deberá renovarlos: sin ese gas no produce gasolinas.
GABRIEL L. VILLALTA
Sin que la población se diera por enterada y como consecuencia de la reforma energética aprobada con sobornos a senadores, Petróleos Mexicanos (PEMEX) privatizó tres plantas productores de hidrógeno que operaban en las refinerías de Salamanca, Guanajuato; Tula, Hidalgo; y, Cadereyta, Nuevo León.
Al mismo tiempo que las vendió, firmó contratos por 20 años con los beneficiados con esa privatización, para comprarles caro el gas hidrógeno antes producido por la empresa pública, informó la dirección general de ésta.
En un claro mecanismo para transferir ingresos públicos a particulares amigos de los poderosos, estas plantas de hidrógeno están instaladas en el interior de las propias refinerías y llevan entre 3 y 4 años privatizadas.
Fue un negocio lucrativo para los particulares y pernicioso para los ingresos públicos, específicamente para las finanzas de PEMEX. Como ejemplo de ello, por la planta de la refinería de Tula recibió 53 millones de dólares, y en 20 años pagará 261 millones de dólares.
Lo más grave: a diferencia de antes del régimen neoliberal, cuando en los contratos de este tipo entre gobiernos y particulares, al cumplirse el plazo del servicio, todos los bienes pasaban a poder de las autoridades, en el caso de las plantas (como en el de los penales privados), seguirán en poder de quienes las compraron, y si PEMEX quiere seguir recibiendo el gas hidrógeno, deberá firmar nuevos contratos, las concesiones serán en la práctica a perpetuidad.
Por otra planta privatizada Petróleos mexicanos recibió 32 millones de dólares y pagará por el gas al particular cerca de 150 millones de dólares, en un negocio oneroso para la empresa, ahora compra lo que antes producía. Las empresas ni siquiera deben pagar transporte para entregar su producto, porque lo producen en el interior de las propias refinerías.
Las plantas productoras de hidrógeno son estratégicas para producir gasolinas. Si se interrumpe el suministro no puede refinarse el crudo, e irresponsablemente, por corrupción y tráfico de influencia en tres de las seis refinería de PEMEX quedaron en manos de particulares.
Como ocurrió con los penales, que se renegoció que al terminar los contratos esas instalaciones pasaran a poder del gobierno, lo que no estaba pactado en los contratos, en el caso de las plantas de hidrógeno el gobierno federal anunció que negociará con los particulares la devolución sin costos de las plantas al terminar los contratos o un recompra de lo privatizado, a partir de la base de lo pagado, los ingresos y utilidades obtenidas en 5 años.
La otra opción es que PEMEX construya plantas para sustituir la producción de las que vendió, pero aun así, estará el problema del cumplimiento de los términos de los contratos leoninos firmados durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. El plan peñanietista era vender las plantas productoras de hidrógenos de las 6 refinerías.