COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
LA PREGUNTA
(Segunda parte)
La oposición tripartidista al presidente Andrés Manuel López Obrador, a Morena y al proyecto de nueva nación, liderada por la ultraderecha empresarial, no podía disponer de mejores condiciones objetivas para el éxito de su estrategia destinada a restarle bases de apoyo a la cuarta transformación, ganar el primer domingo de junio las elecciones legislativas federales y locales, las 15 gubernaturas y los gobiernos municipales de 30 entidades federativas.
PRI, PAN y PRD unieron fuerzas y dinero para esa lucha, y cuentan con el apoyo descarado de casi todos los grandes medios informativos y los periodistas más famosos, convertidos en opositores abiertos, además de los intelectuales y analistas que perdieron la objetividad en sus reflexiones y se colocaron al lado y beneficio de los brazos políticos y electorales de los dueños de la riqueza del país.
Por si estas condiciones favorables para su causa no fueran suficientes, el gobierno del presidente López Obrador y la cuarta transformación padecen el natural desgaste del ejercicio del poder y enfrentan la crisis de salud más devastadora en más de un siglo, representada por el nuevo coronavirus, así como la crisis económica severa a que dio lugar, con efectos desastrosos en las clases de bajos ingresos.
A ello contribuyó mucho la ultraderecha empresarial, irritada en exceso por la pérdida de privilegios diversos, que no invierte para impedir la consolidación del morenismo; es decir, está aplicando un boicot desde antes de la aparición de la pandemia, pues la economía decreció desde el 2019.
Otros factores adversos para AMLO son el de la sequía, la mayor en 30 años, que afectó la producción de alimentos de origen rural y la disponibilidad promedio de agua potable por persona en muchas zonas urbanas, especialmente a la megalópolis del Valle de México, donde vive más del 20 por ciento de la población y electores totales de la República; y un INE que más parece de FRENAA que ser imparcial.
El panorama para el presidente López Obrador y la cuarta transformación se complicará más por la desorganización de su partido, cuyas dirigencias nacionales, estatales y municipales no están a la altura del gobierno, ni del pueblo, ni de los retos que enfrenta ese proyecto transformador.
Si en estas condiciones la coalición PRI-PAN-PRD no gana la mayoría de la Legislatura Federal, de las locales, de las gubernaturas y de los ayuntamientos, quedará de manifiesto que el desprestigio del PRI y del PAN (el PRD es relleno) es mucho más grande de lo que se suponía, y probará igualmente que las feroces campañas de los grandes medios informativos no fueron capaces, ni suficientes para minar la confianza de la mayoría en el presidente López Obrador y su cuarta transformación, y que su alianza les costó también la fe de sus militantes.
Será una demostración igualmente de que los votantes están conscientes de que hasta el 30 de noviembre los presidentes de la República estuvieron al servicio de la minoría concentradora del ingreso nacional; que abandonaron al pueblo y condujeron al país a la ruina, de la que no se debate en los medios informativos, pero que la padecen cerca de 80 millones de mexicanos.
Prever los resultados no es posible por ahora, por más encuestas que se levanten y difundan como parte de la estrategia de cada partido para restarle a los adversarios posibilidades de triunfo y aumentar las suyas.