Replantear el Enfoque en Defensa de la Libertad de Expresión y a los Diaristas

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*La libertad de expresión se ejerce en grandes medios informativos.

MAXIMILIANO CASTILLO

En los dos últimos años se ha dado un acalorado debate sobre presuntas amenazas a periodistas y a la libertad de expresión, pero se parte de un enfoque erróneo que no ayuda a preservar y fortalecer ese derecho y garantizar la integridad física de quienes profesionalmente informan y analizan acontecimientos.
Los preocupados por la libertad de expresión luchan contra molinos de viento y olvidan las áreas territoriales en donde se reprime el ejercicio periodístico y se asesina a periodistas: zonas dominadas la delincuencia organizada.
Es en esas entidades federativas, regiones y ciudades en manos de grupos criminales es en donde de verdad no se puede hacer un periodismo libre, y es donde los periodistas, casi todos modestos y que cubren fuentes policiacas, de procuración y administración de justicia, han sido asesinados.
En los grandes medios informativos de cobertura nacional, en donde laboran reporteros, articulistas y columnistas conocidos, se ejerce al máximo la libertad de expresión, sin riesgo de ser reprimidos, según análisis de “El Espectador”. Esto se puede verificar todos los días con sólo abrir las páginas y leer los espacios de opinión de diarios o ver y escuchar noticieros de radio y televisión. No hay censura, ni represión.
Como algo paradójico, los periodistas famosos son quienes critican con severidad al presidente López Obrador, algunas veces a partir de premisas falsas, y hablan de amenazas a los periodistas y a la libertad de expresión, sin mostrar un solo ejemplo de cuanto dicen.
En cambio, no hay un plan de acciones para exigirles a las autoridades estatales que respeten la libertad de expresión y garanticen las condiciones de seguridad de los periodistas locales para ejercer esa garantía fundamental para la democracia y evitar las ejecuciones.
Las víctimas mortales no han sido críticos furibundos del Poder Ejecutivo Federal, y nunca cobraron en la presidencia de la República. Fueron en cambio objeto de represión por parte de grupos criminales o por segmentos de los poderes públicos locales, en no pocos casos, vinculados con los primeros.
Esta situación peligrosa debe terminar con acciones que se ejerzan en los estados, regiones y ciudades donde se padece desde hace décadas, lo cual no preocupa a los grandes medios informativos, ni a periodistas famosos: Sólo utilizan a los ejecutados para criticar al presidente.

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