ELECCIONES PROBARÁN SI HAY
O NO VOCACIÓN DEMOCRÁTICA
MEXICANOS, ANTE OPORTUNIDAD DE EXPRESAR
EN LAS URNAS QUÉ MODELO DE PAÍS DESEAMOS
Se convirtió en lugar común sostener que las elecciones del domingo próximo son las más importantes de la historia por el número de cargos de elección popular en disputa: cerca de 22 mil, de los cuales 500 serán de diputados federales y más de mil de legisladores locales. En 30 entidades federativas se elegirán miembros de los ayuntamientos, y todo el territorio nacional se votará por los primeros.
Se trata, efectivamente, de la elección del mayor número de servidores públicos en el mismo día: 6 de junio de 2021, lo cual ya es importante, pero la mayor relevancia radica en el momento político, económico, social, institucional y sanitario en el cual se encuentra el país, signado por la férrea resistencia de las cúpulas empresariales a los objetivos del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente a la lucha contra la corrupción, la impunidad y el tráfico de influencia, mediante los cuales se amasaron inmensas fortunas de 1982 a la fecha.
Esa riqueza acumulada no se explica sin ese tráfico de influencias y la corrupción de un reducido número de empresarios, quienes representan sólo el 1 por ciento de la población, pero concentran el 61 por ciento de los ingresos anuales del país. Los privilegios se tradujeron en la entrega de empresas y bienes públicos privatizados, las compras del gobierno con excesivos sobreprecios de bienes y servicios, y obras públicas igualmente encarecidas artificialmente.
Un alto porcentaje, de mala calidad, pues en su afán de mayores ganancias, las constructoras amigas de los poderosos de cada sexenio utilizaron materiales de mala calidad, sin ser obligados a cumplir con las especificaciones pactadas y pagadas muy por encima de su valor, porque se trataba de un saqueo despiadado de fondos públicos, a lo cual se agregó la entrega de concesiones diversas.
La transferencia de fondos públicos a las tesorerías de empresas privadas tuvo su máxima expresión en el perdón fiscal sobre utilidades a no más de 6 mil 600 de los más de 72 millones de contribuyentes, nacionales y extranjeros, en un claro tráfico de influencia en favor de los consentidos de los presidentes de la República, desde Miguel de la Madrid Hurtado hasta Enrique Peña Nieto.
La nota sobre economía publicada en la sección económica y financiera de este número de “El Espectador” es ilustrativa, y se refiere sólo a un período de 18 años: los bancos debieron pagar en los primeros 18 años de este siglo 420 mil millones de pesos de impuestos sobre sus utilidades de un billón 400 mil millones de pesos, pero nada pagaron, porque Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto les perdonaron esa obligación fiscal. Las condonaciones se suprimieron.
Estos poderosos intereses económicos, que mantuvieron como rehenes y a su servicio a seis presidentes de la República, participan ahora como opositores. Lo habían hecho en el 2006, 2012 y 2018, pero a favor del Poder Público que les convenía. Y tienen a su favor al poder mediático, de su propiedad o patrocinado, y como brazos electorales a los partidos PRI, PAN y PRD.
No obstante, ocultan sus verdaderos intereses y han logrado convencer a un porcentaje nada desdeñable de los mexicanos de que defienden los intereses de todos y de que los malos son los de enfrente. El domingo se sabrá si triunfaron o perdieron los dueños de la riqueza del país.