*Antes de la pandemia, ya junio era un mes perdido para el aprendizaje.
De la Redacción
No se le ve mucho sentido al anuncio de las autoridades federales de Educación sobre la autorización para reanudar clases el mes de junio cuando el año escolar está por terminar y continúa la pandemia.
Hasta junio de 2019 era una verdad conocida que el último mes del ciclo escolar en las escuelas de educación básica era prácticamente tiempo perdido, pues para entonces los expedientes del ciclo ya estaban cerrados, las calificaciones asentadas y las boletas impresas, y tanto los maestros como los alumnos lo sabían, lo cual complicaba demasiado mantener el orden y la disciplina al interior de las aulas.
Ahora, con la pandemia de covid-19 todavía rondando por el país y con el grueso de la población aún por vacunarse, no parecería una gran pérdida esperar hasta el próximo ciclo escolar para regresar a las aulas; sobre todo, porque se mantendrá el servicio de educación por Internet o a distancia, como también se le dice .
Además, autoridades, maestros y padres de familia deberían aprovechar las vacaciones para acondicionar, rehabilitar y asear las instalaciones escolares para que el regreso a clases sea en las mejores condiciones.
Regresar en estas condiciones parece un sinsentido que obedece más a presiones políticas que a necesidades pedagógicas, pero no solo eso, mientras en los hogares de los alumnos hayan adultos sin vacunarse o en grupos de riesgo, el regreso a clases es un riesgo mortal y eso parecieron no entenderlo o no importarles a las autoridades federales.
