De la Redacción
Hoy se cumplen 50 años de aquella masacre del Jueves de Corpus, en la zona del Casco de Santo Tomás, en la Ciudad de México. Jóvenes se manifestaban pacíficamente en demanda de soluciones a problemas fácilmente atendibles. La respuesta del gobierno de Luís Echeverría, que apenas lleva medio año de iniciado, fue brutal.
Más de 120 jóvenes idealistas fueron asesinados, en un delito de lesa humanidad, el cual sigue impune: los familiares de las víctimas no han recibido justiciaen medio siglo.
Echeverría cesó a Alfonso Martínez Domínguez, quien era regente del Distrito Federal y adversario del presidente al interior del PRI. También despidió al jefe de la policía capitalina, general Rogelio Flores Curiel.
Ambos fueron después recompensados. El primero fue gobernador de Nuevo León; el segundo, de Nayarit.
Hechos brutales como ese, verdadero crimen de Estado, no deben repetirse más. Afortunadamente la represión sangrienta a opositores ya no se registra. Y quienes ahora hablan de autoritarismo, en realidad no saben lo que el autoritarismo.
Por cierto, casi todos los medios informativos, como ocurrió con la matanza del “2 de Octubre” en Tlaltelolco, minimizaron los hechos y culparon a las víctimas de lo ocurrido. Hicieron suya la versión de los hechos boletinada por las autoridades policíacas.