De la Redacción
Surrealismo puro en el conflicto interno del PRI, cuya sede nacional está bloqueada por un grupo que exige la renuncia de su dirigente Alejandro Moreno, éste a su vez acusa a los disidentes de ser un grupo criminal.
Moreno, a quien le gusta que le digan “Alito”, denunció penalmente a sus opositores y exigió que dejen salir a los guardias del conjunto administrativo y a dos personas más, y acusó de privación ilegal de la libertad a quienes tienen bloqueadas las entradas de esa sede. A lo cual accedió ya el grupo disidente.
Lo extraño es que el dirigente sostiene que las instalaciones partidistas no pueden quedarse sin guardias, y además de pedirles a sus detractores que permitan la salida de los supuestos secuestrados, quiere sean relevados por otro grupo; es decir, que el “secuestro” siga, pero se renueve a las víctimas, porque saldrán unos y entrarán otros voluntariamente a quedar privados ilegalmente de su libertad, o no, eso es lo extaño.
Por cierto, acusó a las autoridades morenistas de no desalojar a los disidentes de la banqueta que ocupan frente a las puertas de la sede priista, pero un periodista recordó que también la sede nacional de Morena está tomada desde febrero, y tampoco se desaloja a los inconformes.