COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
PRI-PAN-PRD, OBLIGADOS A SEGUIR JUNTOS EN
ELECCIONES O SERÁN BARRIDOS POR MORENA
La extraña alianza electoral entre el PRI, PAN y PRD, inducida por la ultraderecha empresarial, fracasó en las urnas. No logró y quedó muy lejos de sus objetivos de controlar la orientación y alcances del gasto público federal de los próximos tres años, cancelar fondos para los megaproyectos en ejecución, para lo cual se fijó como meta mediante la mayoría en la Cámara de Diputados Federal y mantener las 14 gubernaturas en poder de esos partidos.
La meta precisa era la de ganar al menos 251 de los 300 distritos electorales en que está divido el país y, si era posible, obtener la mayoría calificada. Para eso se unieron y formaron la alianza electoral las tres organizaciones opositoras a la cuarta transformación del país, al presidente de la República y a Morena.
Sólo ganaron 107, con la agravante de que el PRD como partido no pudo obtener la victoria en ninguna de las demarcaciones donde contendió solo y con candidatos propios: quedó en cero, prueba de que sólo le aportó desprestigio a sus aliados. Le faltó a la coalición ganar 144 distritos para obtener las 251 curules de mayoría.
Y ni con sus diputaciones plurinominales los tres partidos pudieron alcanzar el las 251, necesarias para controlar el presupuesto y aprobar leyes secundarias y reformarlas, mientras la coalición adversaria, a la que buscaban derrotar, ganó en 186 de las 300 demarcaciones, y con las curules de representación proporcional se acercarán a los 286 votos; es decir, 35 más de las necesarias para aprobar el gasto público. Y así seguirá en la segunda mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, porque ya no se efectuarán elecciones legislativas federales antes de 2024.
Peor le fue a la alianza opositora al presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de gobernadores: perdió 13 de las 15 en disputa. Las dos que ganó el PAN: Chihuahua y Querétaro, fue por separado, pero donde contendió en coalición las perdió todas. El PRI perdió en los 15 estados. En Nuevo León fue acompañado por el PRD, pero de todos modos su candidato y el del PAN fueron derrotados por el de Movimiento Ciudadano. Ni a este partido pudieron ganarle.
Lo peor para el PRI fue que perdió en los ocho estados que gobernaba, en tanto el PRD también fue derrotado en las 15 entidades, incluido Michoacán, que tiene en su poder. Estos resultados generaron inconformidades al interior del PRI y del PAN, porque constituyeron el gran fracaso de los partidos que unió la ultraderecha empresarial, en una especie de matrimonio por conveniencia, que salió muy mal.
Cuestionan a sus dirigentes, inclusive piden sus renuncias, y no muestran entusiasmo por la posibilidad de presentarse aliados en 2024, cuando se renovará todo el Congreso de la Unión y se elegirá presidente de la República, el cargo más ambicionado desde ahora por los adversarios de López Obrador.
A priistas y panistas les aterra la idea de volver a fracasar unidos en 2024, pero un alto porcentaje de sus cuadros y militantes están convencidos de que por separado sus derrotas serían más abundantes y contundentes, por lo que casi consideran obligada la participación en alianza PRI-PAN, para perder menos. Es difícil que quieran agregar al PRD: sus votos no llegaron al 1.8 millones de una lista nominal de más de 93 millones de electores, y aprovechó la coalición para obtener diputados con los votos del PAN y el PRI, y conservar su registro, que era lo que más le importa a su cúpula directiva, porque le representa ingresos por prerrogativas.