De la Redacción
México necesita partidos políticos nacionales opositores fuertes, que critiquen con fundamentos, fiscalicen al gobierno federal y propongan mejores alternativas para solucionar los problemas del país. No los tiene.
Y no sólo carecen de propuestas sus grandes partidos nacionales, sino a sus cúpulas también les agrada el autoengaño. Las cabezas del PRI y del PAN insisten todavía en que resultaron los ganadores en las recientes eleccciones porque ‘frenaron’ a Morena, el partido fundado por el presidente López Obrador.
Lo cierto es que esa organización política y sus aliados triunfaron en 12 de las 15 gubernaturas en disputa el 6 de junio pasado y que, de tener mayoría en 17 legislaturas locales, ahora la tendrá en 19 estados. El PRI no ganó en ningún estado en los cuales se alió con el PAN o el PRD; y no pudo ganarle a Movimiento Ciudadano en Nuevo León, ni a la alianza PVEM-PT en San Luis Potosí.
Dividió a su partido y, aún así, su dirigente Alejandro Moreno se aferra a la dirigencia y no le pasa por la cabeza renunciar por los malos resultados obtenidos de la alanza con el PAN.
Ni el PRI ni el PAN -ya ni siquiera vale la pena mencionar al tercer partido aliado- se han sentado a realizar un ejercicio de autocrítica y analizar el mensaje del electorado. La falta de propuestas de gobierno, la negativa a reconocer el pésimo desempeño de sus presidentes en los sexenios anteriores, pero sobre todo la falta de contacto con la sociedad y sus actores les pasaron factura.
Acusan al partido del presidente de los defectos que ellos han tenido durante años, incluso en campañas se les oyó decir que había que ponerle un freno a la corrupción de Morena, como si la gente no supiera que la fama bien ganada de corruptos era, precisamente, de esos partidos acusadores.
Sin embargo, la falta de una oposición fuerte, centrada en el bienestar del país y con propuestas para mejorar las condiciones de vida de la población tampoco es buena y debe, sí, preocuparnos a todos pues no es sano que en una democracia no existan opciones verdaderas.