*Se le adjudicaba haber ordenado el operativo criminal, ahora difícilmente se sabrá quién más participó en la decisión.
De la Redacción
La muerte por Covid-19 de Mario Casarrubias Salgado, confundador con su hermano Sidronio de la organización criminal “Guerreros Unidos”, representó la pérdida de información importante sobre la desaparición de los 43 alumnos normalistas de Ayotzinapa, ocurrida el 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero.
Como mando de ese grupo delictivo que opera en Guerrero y Morelos, era señalado de haber ordenado la desaparición de los estudiantes normalistas, por ello la verdad sobre esa información se perdió con su muerte, ocurrida en el Hospital Central Militar de la Ciudad de México.
El presunto jefe de Guerreros Unidos, a quien apodaban “El sapo guapo”, se contagió de coronavirus en el penal de máxima seguridad del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, y al agravarse su salud fue trasladado al Centro Médico “Adolfo López Mateos”, de Toluca.
Finalmente, las autoridades decidieron llevarlo al nosocomio militar, pero el contagio se agudizó por las comorbilidades que padecía: Diabetes tipo II, Hipertensión arterial sistémica y otros padecimientos que también eran factor de riesgos ante Covid 19, todas las cuales agravaron su estado de salud y le ocasionaron la muerte.
Los cabecillas de “Guerreros Unidos” formaron parte del grupo de cercanos colaboradores de Arturo Beltrán Leyva, dirigente del cartel que lleva sus apellidos. A la muerte del capo en Cuernavaca, Morelos, en enfrentamiento con elementos de la Marina, en diciembre de 2009, los Casarrubias Salgado formaron su propia organización delictiva: “Guerreros Unidos”.