*También paramilitares colombianos y de la CIA buscaron infiltrarse en Venezuela.
De la redacción
En mayo de 2020, mercenarios internacionales -la mayoría colombianos- en una conspiración que incluyó a 18 ex oficiales del ejército venezolano, intentaron infiltrarse en Venezuela por la zona costera del estado de Guaira para asesinar al presidente Nicolás Maduro. Contaron con apoyo de los ejércitos de Colombia y Brasil.
El plan era similar al que ocasionó la muerte del presidente de Haití, Jovenel Moïse, a manos de 26 mercenarios ex militares de élite del ejército colombiano, siete de los cuales recibieron adiestramiento militar en Estados Unidos.
Como se informó en su momento en este semanario, la invasión por mar a Venezuela fue desbaratada, con un saldo de 8 mercenarios muertos y 82 detenidos, incluyendo a dos estadounidenses, vinculados con la CIA y con el ex jefe de grupo de los Boinas Verdes, soldados de élite e intervencionistas estadunidenses, Jordan Groudreu, quien también realizó tareas documentadas de espionaje en Irak.
Los detenidos confesaron que el plan era capturar a Nicolás Maduro, sacarlo de Venezuela y trasladarlo a Estados Unidos, para ser juzgado por una serie de delitos graves, incluyendo narcotráfico y violación a los derechos humanos.
El mandatario Venezolano, cuyo país sufre un embargo comercial por parte de Estados Unidos y tiene la hostilidad de los gobiernos de Sudamérica sumisos, declaró en su momento que el plan no era detenerlo, sino asesinarlo, para colocar en el mando al ultraderechista y agente de la CIA, Juan Guaidó, quien por un tiempo fue reconocido como presidente de Venezuela.
Medios informativos latinoamericanos, al servicio de los intereses norteamericanos y de la ultraderecha empresarial de cada país, consideraron una exageración y falsedad de Nicolás Maduro eso del plan para asesinarlo.
Los mercenarios detenidos tras el magnicidio del presidente haitiano declararon lo mismo que los detenidos en la frustrada infiltración a Venezuela: “sólo iban a detener a Jovenel Moïse, pero no lo iban a asesinar”.
La participación de colombianos y estadounidenses, y de siniestros personajes vinculados a la CIA en ambos casos, hace totalmente creíble a más de un año de la intentona golpista en Venezuela, la denuncia de Nicolás Maduro de que el plan en su contra no buscaba capturarlo, sino asesinarlo para derrocar a su gobierno, en una conspiración en la cual participaron los gobiernos de Colombia y Brasil.