*Se desconoce el destino que EPN dio a 5 billones de endeudamiento.
GABRIEL L. VILLALTA
Durante sus 6 años como presidente de la República, Enrique Peña Nieto ejerció un monto total de 28 billones 053 mil millones de pesos, para convertirse en el mandatario mexicano con mayores recursos presupuestales de la historia, de acuerdo a un análisis de “El Espectador” a las cuentas públicas de su gobierno.
En ese monto se incluyen cerca de 5 billones de pesos de duda contratada en el sexenio, para duplicar en ese lapso la deuda pública acumulada por la nación desde su independencia de España en 1821.
Lo más preocupante es que a estas alturas el oriundo de Atlacomulco ni quienes fueron sus secretarios de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, José Antonio Meade Kurubeña y José Antonio González, han informado en qué gastaron ese monto obtenido mediante financiamiento; es decir, endeudando a los mexicanos.
Los fondos manejados por Peña Nieto fueron superiores en 6 billones 320 mil millones de pesos a los 21 billones 733 mil millones de pesos gastados por Felipe Calderón Hinojosa en el período 2006-2012.
La presidencia del político mexiquense gastó en 2018, último año del sexenio, 35 por ciento más de lo ejercido en su primer año completo como titular del Poder Ejecutivo Federal, de acuerdo al análisis comparativo de este semanario.
Los recursos presupuestales federales disponibles y aplicados en 2013 sumaron 3 billones 956 mil 361 millones de pesos, y para 2018 ese monto se elevó hasta los 5 billones 279 mil 667 millones de pesos.
Entre el panista Calderón Hinojosa y el priista Peña Nieto ejercieron en 12 años 49 billones 786 mil millones de pesos. Para dar una idea de la cuantía de esos recursos presupuestales basta con señalar que con el “cachito” de 786 mil millones de pesos hubieran podido comprar y regalar 786 mil viviendas de un millón de pesos a igual número de familias pobres.
En los planes de desarrollo de los dos ahora ex mandatarios se adquirió el compromiso de reducir la pobreza, elevar los niveles de bienestar de la población, brindar seguridad, servicios salud y de educación de calidad y llevar a México a su máximo potencial y a un lugar destacado en el mundo.
Al terminar esa docena trágica, la pobreza creció, como nunca, los niveles de bienestar se abatieron, dejaron como herencia la inseguridad y violencia criminal y aumentaron la deuda pública 200 por ciento sobre el monto acumulado desde 1821 hasta noviembre de 2006.