De la Redacción
El escándalo por el nombramiento de Brenda Lozano, una escritora opuesta a a cuarta transformación, como agregada cultural de México en España, tiene más connotaciones de las que aparenta.
No la designaron embajadora, sino para un cargo que, más bien, ha sido siempre una beca dorada, pero el caso exhibe el descuido de los altos funcionarios del gobierno morenista al designar a sus colaboradores. La Fiscalía nombró a funcionarios corruptos del viejo régimen, y lo mismo ocurrió en Petróleos Mexicanos y otras dependencias, en las cuales siguen enquistados personajes plenamente identificados con el régimen corrupto neoliberal.
En algunos casos se corrigió, pero en muchos otros no. La situación es delicada porque la ultraderecha tiene entre sus estrategias la infiltración de gobiernos a los cuales quiere destruir desde adentro.
No se entiende a quién se le ocurrió designar a Brenda Lozano, cuando en Morena militan o simpatizan con su causa y desde siempre gente valiosa del campo cultural -y ya ni se diga de la periferia- , como para ocupar esa posición. El presidente ha dicho que confía en los nombramientos de su gente de confianza, pero quizá haría bien en darles una ojeada de vez en cuando.