De la Redacción
Los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD anunciaron que hoy estarán en Washington para denunciar que Morena fue ayudado por el narco en las recientes elecciones para ganar gubernaturas y mantener la mayoría legislativa en San Lázaro. Son una especie de Juan Guaidó mexicanos, quienes buscan en el extranjero lo que no pueden conseguir en las urnas aquí.
En primer lugar, la OEA no es precisamente defensora de la democracia; al contrario, propició el golpe militar en contra de Evo Morales en Bolivia y respalda a narcogobiernos como el de Iván Duque en Colombia y a represores como Jair Bolsonaro en Brasil.
Los partidos quejumbrosos tenían y tienen en sus manos los gobiernos de los estados en donde supuestamente el narco ayudó a Morena y, en todo caso, más bien habría bases para pensar que los delincuentes contaban con protección de las autoridades priistas, panistas y perredistas locales.
En el caso del PAN la situación es mucho más grave y evidente: el gobierno panista de Felipe Calderón protegía las actividades criminales del Cartel de Sinaloa. Por eso está preso en Estados Unidos su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. ¿Ya se le olvidaría esto a Marko Cortés, dirigente del blanquiazul?
