*La mitad del trienio ha tenido que dedicarla a atender la pandemia.
De la redacción
Ningún presidente de la República había enfrentado en los últimos cien años una crisis sanitaria como la que debe resolver el mandatario Andrés Manuel López Obrador. Y ninguno tampoco había padecido los esfuerzos de bloquear los esfuerzos institucionales por la redistribución del ingreso nacional, como ahora.
Los poderosos intereses económicos afectados por el fin del tráfico de influencia, de la corrupción, impunidad, el perdón de pago de impuestos, la supresión de las compras gubernamentales con sobreprecios, la entrega de bienes públicos casi regalados a particulares, incluyendo diversas concesiones, consideran al presidente el vivo ejemplo del demonio.
Esto explica su decisión de trabajar para impedir la consolidación del modelo de gobierno y país que construye el tabasqueño, al cual consideran pernicioso para su futuro, por ello ven en el Ejecutivo Federal a un verdadero enemigo, según análisis de “El Espectador” al comportamiento de la ultraderecha empresarial y los partidos a su servicio.
Por eso buscan hacerlo fracasar, para más adelante recuperar esos privilegios, que explican la acumulación de descomunales fortunas en un país de millones de pobres. Esto último es lo que menos les importa.
López Obrador rendirá su tercer informe en medio de la crisis sanitaria por el Covid-19 y la crisis económica generada por ésta, y con la resistencia de sus adversarios, empeñados en no dejarlo ejecutar sus planes y programas de gobierno.
La ultraderecha empresarial y sus brazos electorales, los partidos opositores, esperaban que López Obrador llegara a su tercer informe con una Cámara de Diputados Federal (la de senadores no estuvo en juego) con la oposición como mayoría, pero fracasó en las urnas el 6 de junio. Aun reducida, Morena tiene mayoría simple.
El partido del presidente y sus aliados pueden reformar y aprobar leyes secundarias, como las del paquete fiscal y el Presupuesto de Egresos, las cuales buscaban controlar los opositores con una mayoría legislativa. Empero la oposición tiene el número de legisladores suficientes para impedir que Morena y sus aliados modifiquen la constitución o aprueben directamente nombramientos de importancia estratégica, y esta condición no cambiará en cuanto le resta del sexenio a López Obrador.
Esta situación, más el empeño de los grandes empresarios, sus medios informativos, periodistas a sus órdenes y partidos de oposición por recuperar privilegios hacen prever mayores esfuerzos conjuntos y coordinados para impedir que planes y programas de la cuarta transformación se consoliden, sin importar los avances en materia de atención a los mexicanos más vulnerables, de lo cual no se habla en los medios nacionales.