Macario Lozano R.
Hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador iniciará la segunda mitad de su sexenio, y ya se prevé difícil en el ámbito político interno, pues la oposición partidista, como brazo electoral de los intereses beneficiados por la corrupción del pasado, intensificará sus esfuerzos para hacer fracasar al gobierno de la cuarta transformación, lo cual es su único camino para recuperar la presidencia de la República y sus privilegios.
Buscaban abiertamente, según lo anunció Claudio X. González, el empresario ultraderechista que operó la construcción de la alianza “Va por México” y les daba órdenes a los dirigentes nacionales de los partidos, ganar la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados federales para manejar el Presupuesto de Egresos y cancelar la entrega de fondos para los megaproyectos del gobierno federal, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Aeropuerto “General Felipe Ángeles” y el tren Interístmico; es decir, las obras de infraestructura para el desarrollo de la nación y de sus habitantes.
No ganaron la mayoría, pero sus objetivos no han cambiado. Desde su condición minoritaria -pese a la alianza de los tres partidos- tratarán de boicotear los esfuerzos del gobierno del presidente López Obrador, y cuentan con los grandes medios informativos impresos y electrónicos del país para intentarlo, pues la ultraderecha empresarial es dueña de éstos.
Será un escenario complejo para un cierre de sexenio, sobre todo porque los reductos del viejo régimen serán defendidos a capa y espada por esos grupos opositores a la 4T, pero también debido a que la unidad del grupo cercano a López Obrador se debilitará en la medida que se aproxime la designación del abanderado o abanderada presidencial morenista. Y esto solo en cuanto las cuestiones domésticas.