*La alianza busca frenar el avance del comunismo en América Latina.
De la Redacció
Lo que no pudo hacer el presidente Andrés Manuel López Obrador: empañar la imagen del PAN, lo hizo el español Santiago Abascal con su presencia en el Senado de la República, para firmar en nombre del partido Vox, con senadores panistas, la llamada “Carta de Madrid”, para luchar y detener “el avance del comunismo en América Latina”.
Vox es una organización política ultraderechista, fascista, desprestigiada en el mundo, pero arraigada en los remanentes del franquismo y los monárquicos españoles, por lo cual al comprometerse los senadores del PAN a unir fuerzas en la lucha contra el feminismo, el matrimonio entre parejas del mismo sexo, el aborto y contra el comunismo, que no existe en parte alguna del mundo, la ultraderecha muestra su rostro primitivo, oscurantista, cuando se presentaba como humanista y respetuosa de las minorías.
El autogolpe que le propinó el senador y líder de sus pares panistas, Julen Rementería, fue terrible, al grado de que hasta el derechista Felipe Calderón condenó esa alianza.
El pacto con Vox también mató las posibilidades de que Marko Cortés se reelija en la dirigencia nacional panista, pues la mayoría de sus correligionarios no se atreverán a tener al frente a un ultraderechista fascista. Y no porque sean progresistas, sino porque eso les generará el rechazo de los votantes.
La gente de Cortés sostiene que éste nada tuvo que ver con la firma de la Carta de Madrid, pero cuadros panistas como Gustavo Madero ya dijeron que el senador Rementería es incondicional de Cortés y no pudo adquirir el compromiso con el partido fascista sin autorización del líder nacional del PAN. El partido ya se desmarcó del pacto, adujo que sus senadores lo hicieron a título personal. El estrago en la imagen es ya y será grande.
