MEZCLA DE MANUALES DE GOEBBELS Y LA CIA EN
LAS CAMPAÑAS MEDIÁTICAS ANTILÓPEZ OBRADOR
MAXIMILIANO CASTILLO R.
El 30 de junio de 1954, John Foster Dulles, secretario de Estado estadounidense en el gobierno de Dwight Eisenhower, con el mayor cinismo informó en un mensaje a su país que “el pueblo de Guatemala aplastó al gobierno (de Jacobo Arbénz) que estaba influenciado por los comunistas”. Eso había ocurrido dos días antes.
El mandatario electo democráticamente no fue aplastado por su pueblo, sino derrocado por un golpe militar -bombardeos incluidos- aprobado, diseñado y ejecutado por la CIA, con intervención directa de tropas de Estados Unidos. La Agencia era encabezada por Allen Dulles, hermano de John Foster. Utilizó a un ambicioso coronel: Carlos Castillos Armas, después convertido en dictador.
Con la operación golpista de la CIA colaboraron los gobiernos de El Salvador, Honduras, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana, pero el aparato de propaganda y dominación ideológica de Estados Unidos presentó el atentado a la democracia guatemalteca como producto de la decisión soberana del pueblo.
Los medios informativos latinoamericanos le dieron crédito a las palabras del funcionario de Estados Unidos, en una campaña de desinformación, confusión y distorsión, mentiras y calumnias surgidas de los manuales de la CIA, en plena “Guerra Fría”, que perfeccionaron las tácticas de los manuales de propaganda de Joseph Goebbels, el cerebro del régimen nazi de Adolfo Hitler en eso de desinformar, calumniar, debilitar al enemigo y persuadir de la verdad propia, aunque sea mentira.
El golpe militar contra Arbéz marcó la intensificación de las maniobras del gobierno estadounidense, vía la CIA, para desestabilizar gobiernos, organizar, diseñar y ejecutar planes de derrocamientos de mandatarios latinoamericanos, y también fue el inicio de la sistematización de la propaganda con fines de dominación ideológica, que ahora se ve claramente en las campañas de ataques y críticas sin sustento en contra del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El derrocamiento del presidente guatemalteco fue el primero organizado por la CIA en América Latina, y el segundo en el mundo, pues en 1953 había preparado el derrocamiento del primer ministro iraní, Mohammad Mosaddeggh, para favorecer y fortalecer la monarquía del Sha Mohammad Reza Pahlavi.
Tanto en Irán como en Guatemala los golpes de Estado tuvieron el mismo pretexto: frenar el avance del comunismo y defender la democracia, y ambos casos previamente financiaron campañas mediáticas de desestabilización, con los mimos principios de los manuales de Goebbels y la CIA. En Guatemala Arbénz había puesto marcha una reforma agraria; en Irán, Mohammad Mosaddegh había nacionalizado una compañía petrolera británica.
Es lo que presenciamos ahora, especialmente la táctica de repetir muchas veces una mentira, para que sea creída; atribuirle al enemigo errores y defectos propios, manejar ideas que generen emociones, no raciocinio; inducir odios, desconfianza y malquerencia a la contraparte; exagerar los errores y fallas, aunque sean irrelevantes, silenciar todo los avances y logros del enemigo al cual se quiere desprestigiar, corresponden a las enseñanzas que dejó la CIA en América Latina.
Los avances en las tecnología de la información y las telecomunicaciones hacen más fácil ahora desestabilizar gobiernos independientes con mentiras como la de John Foster Dulles en el caso Guatemala; sobre todo, porque en todos los países es abrumador el dominio de los grandes medios informativos de derecha, que defienden sus intereses, o de quienes los patrocinan y están en contra de los intereses de los pueblos, como se puede comprobar en México.