*AMM sin mayoría opositora, y el PAN dejó de serlo aquí.
De la redacción
El gobierno compartido de un mandatario del PRI y una mayoría calificada de sus opositores, encabezados por Morena, fue efímero en el Estado de México, de sólo tres años. El pasado día 5 llegó a su fin, dando lugar a una nueva representación popular sin partido, ni coalición mayoritarios, lo cual beneficiará al gobernador Alfredo del Mazo Maza, quien se libró de una mayoría legislativa adversa.
Sobre todo ahora que el PAN abandonó oficialmente una historia de 82 años como opositor en la entidad, para convertirse en apoyador y colaboracionista, según nota publicada por separado en esta misma edición de “El Espectador. Saldrá perdiendo la lucha contra la corrupción. La nueva Legislatura, adicionalmente, será un factor importante para el 2023.
La actual representación popular es la más plural en la historia, dividida en dos bloques: Morena-PT-NA (aunque se dice que Nueva Alianza rompió de facto su participación en esta alianza) y PRI-PAN-PRD, con dos partidos minoritarios quienes, a nivel declarativo, sostienen que no apoyarán incondicionalmente a ninguno de los bloques: PVEM y MC (aquí consideran algunos un tercero: NA), con dos diputados cada uno.
NA ganó sus curules por la coalición, encabezada por Morena, y habrá que esperar para conocer su decisión final sobre su continuidad o ruptura con el morenismo. Los tres partidos minoritarios suman 6 votos, suficientes para darle la mayoría simple a cualquiera de las coaliciones.
Todo ello como producto de lo decidido el 6 de junio por los electores en las urnas y que cambió radicalmente la correlación de fuerzas legislativas locales. En la anterior representación popular Morena tuvo mayoría simple, y con sus aliados, mayoría calificada, con la cual podía efectuar reformas constitucionales sin necesidad del apoyo de otras bancadas.
Ahora, ni la alianza encabezada por el morenismo, ni la del PRI están en condiciones de aprobar siquiera reformas a leyes secundarias o reglamentarias sin negociar votos con otros partidos, y ni de lejos pueden cambiar la máxima norma estatal sin apoyo de los diputados de la coalición adversaria, porque aun con los de PVEM, NA y MC ninguna coalición alcanza el mínimo de 50, necesario para ello.
La coalición “Va por el Estado de México”, que ahora sumó al PAN al oficialismo, tendrá 37 legisladores, de los cuales 23 son del PRI, 11 del PAN y 3 del PRD, mientras la alianza “Juntos haremos historia”, liderada por Morena, tendrá 32, con posibilidad de llegar a 34 con los de Nueva Alianza, de los cuales le corresponden 29 a Morena, 3 al PT y 2 a Nueva Alianza, partido éste de alcance estatal.
La nueva composición partidista en el Poder Legislativo, además, ocurrió en un escenario político caracterizado por las nada veladas tareas preparatorias de las organizaciones políticas mexiquenses para la elección de gobernador del 2023, a efectuarse dentro de 23 meses, la cual y después de los resultados del 6 de junio de este año se espera más reñida que la de 2017.
La LXI Legislatura iba a ser la primera con presencia mayoritaria de mujeres entre los 75 miembros de la misma, pero una última reasignación por parte de la autoridad jurisdiccional en materia de elecciones le dio la mayoría a los hombres.
En este panorama se desempeñarán los coordinadores Maurilio Hernández González, de Morena; Elías Rescala Jiménez, del PRI; Enrique Vargas del Villar, del PAN; Omar Ortega Álvarez, del PT; Sergio García Sosa, del PT; María Luisa Mendoza Mondragón, del PVEM; Martín Zepeda, del MC; y, Rigoberto Vargas Cervantes, de NAEM.