De la Redacción
Las críticas de la derecha a la presencia de Nicolás Maduro, de Venezuela; y de Miguel Díaz-Canel de Cuba en México, ocultaron el gran éxito de la VI Cumbre de la Comisión de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), la cual constituyó un paso muy importante en los esfuerzos por lograr la unidad de la región para solucionar los problemas inmediatos generados por la pandemia de Covid-19, así como los retos de mediano y largo plazo del desarrollo con justicia en la región.
Se aprobó la creación de un fondo para desastres naturales, y una comisión para atender cuestiones del espacio, y se puso énfasis en que la región latinoamericana y el Caribe debe fortalecerse como interlocutora de otras zonas del mundo, particularmente con la Unión Europea.
El presidente Andrés Manuel López Obrador propuso la firma de un tratado comercial de toda América Latina y el Caribe con Estados Unidos y Canadá, para impulsar la productividad, pero aclaró que siempre con respeto a la soberanía de cada país.
Además, reprobó que un Estado intente someter a otro, y reivindicó los principios constitucionales que rigen la política exterior mexicana: no intervención de un país en los asuntos internos de otros, autodeterminación de los pueblos, cooperación para el desarrollo y la solución de las controversias entre naciones pro medio de los organismos multilaterales, especialmente la ONU. No obstante, la atención mediática se centró en la presencia de los mandatarios cubano y venezolano.