Augusto L. Robles
Los dueños del Grupo Lala, productor de leche pasteurizada y derivados, elogiaban al gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo consideraban eficaz. La verdad es que incurrían en el clásico dicho de “cada quién habla según le va en la fiesta”.
Felipe Calderón Hinojosa no quiso perdonarles impuestos sobre utilidades, pero lo consiguieron con el político mexiquense cuando éste arribó a la presidencia de la República.
En el sexenio peñista el fisco le perdonó 3 mil 813 millones de pesos de contribuciones por sus ganancias. Esa suma debió ingresar a la Tesorería de la Federación, pero al condonarse ese monto se fue a parrar a la inmensa fortuna de los empresarios de la región de La Laguna.
Con esos beneficios cualquiera hablaría elogiosamente de un mandatario.
OTRA HISTORIA PARA PYMES Y PROFESIONISTAS
Otra cara de la historia fiscal de Calderón y Peña era el acoso constante a las micro, pequeñas y medianas empresas, así como a profesionistas y otros pequeños contribuyentes, recordándoles de manera constante y u tanto amenazante que era su deber cumplir con las obligaciones fiscales, y que de no hacerlo habría consecuencias, y las había y las hay hasta por retrasos de días en la presentación de la declaración mensual.
La mayoría de las veces, estos contribuyentes estaban al corriente, pero aún así recibían los comunicados de las autoridades hacendarias calderonistas y peñistas para sostener la política (hipócrita) de terror fiscal.